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El petrolero de la muerte

22 de noviembre de 2002

Esta es la historia de una catástrofe provocada. Provocada por el egoismo de los pueblos que viven del mar y al mismo tiempo lo tienen por cloaca. Greenpeace Alemania pide la creación de una "unidad de emergencia".

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El petrolero "Prestige" se parte en dos y se hunde en picada.Imagen: AP

La creencia de las autoridades españolas de que si el buque Prestige se quebraba en aguas internacionales, la catástrofe pasaba a manos de otros es tan miope como creer que los peces buenos son los españoles y éstos ya se limitarán a nadar en aguas territoriales teniendo cuidado de no intoxicarse en alta mar, o peor aún, al frente de Portugal. "Aunque la principal causa de la actual catástrofe ecológica es la precaria vigilancia del transporte marítimo, el manejo de la crisis por parte de España fue, sin embargo, la causante de la mayor dimensión de la catástrofe que hubiera podido reducirse", afirmó el experto en transporte marítimo de la sección alemana Greenpeace en Hamburgo, Christian Bussau, en entrevista a DW-World.

Los españoles lo sabían. No en vano, la región hispana contaminada a lo largo de 200 kilómetros es llamada "La costa de la muerte", por sus repetidos accidentes de tanques. Frente a las costas gallegas transitan, cada año, más de 70.000 barcos con sustancias tóxicas.

Lo vano del orgullo nacional

Pero el mal ya está consumado y las olas negras de petróleo ya se encuentran, en estos momentos, a 270 kilómetros de las islas portuguesas de Cíes. Son 77.000 toneladas de asfixiante crudo las que están amenazando los ecosistemas que nunca se recuperan completamante, como lo demuestra un estudio de Greenpeace. Fuentes lusas aseguran que, según las previsiones meteorológicas para las próximas horas, la marea negra podría acercarse a España. Los expertos no descartan que la contaminación llegue, tarde o temprano, a los últimos eslabones de la cadena alimenticia: niños, mujeres y hombres.

El buque se hundió en momentos en que remolcadores alemanes, franceses y holandeses se disponían a zarpar para evitar el hundimiento. Un tardío y, por lo tanto, vano intento debido a la negativa de las autoridades españolas a aceptar ayuda extranjera desde las primeras horas de la emergencia. Si los españoles querían echarle el agua sucia a los vecinos, por lo menos los portugueses hubieran podido reaccionar a tiempo. Pero apenas unas horas antes de que el Prestige se rompiera en dos, el Gobierno luso había negado el permiso de atracar. Pero "Alemania no habría reaccionado de otra forma", reconoce Bussau, quien recordó un accidente similar frente a las costas alemanas.

Lejos de toda realidad

¿Pero acaso se puede esperar más de un derecho marítimo que data de los siglos XVIII y XIX? La vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria europea de Energía y Transporte, Loyola de Palacio, ha manifestado, por lo menos, la necesidad de reformarlo. De Palacio también piensa en la creación de un "fondo de compensación complementaria para las víctimas de la contaminación" y va a pedir a los ministros de Transportes de la Unión Europea (UE) que apliquen los planes Erika. Lejos de toda realidad, dicho paquete de medidas entrará en vigor sólo a partir del 2015. Un hecho inaceptable para Bussau de Greenpeace que ha solicitado "la constitución inmediata de una unidad europea de emergencia" que atienda las emergencias marítimas de tanques con carga peligrosa.

El historial de catástrofes ecológicas ha demostrado que ningún país europeo quiere ni está preparado para enfrentarlas. Según expertos de la organización ecológica Greenpeace "en ninguna parte de Europa hay puertos de seguridad", atracaderos especiales a donde los buques accidentados puedan ser remolcados y su carga trasvasada.

¿Quiénes son los responsables?

Esta última catástrofe ecológica hubiera podido evitarse . Simplemente, aplicando la normativa comunitaria que prohíbe el tránsito de petroleros de más de 15 años. En todo caso, es intolerable que obsoletos barcos como el Prestige circulen por los mares con la conveniencia de las empresas petroleras que los contratan y la permisividad de los Estados, aún teniendo legislaciones ambientales recurrentes. Por tanto, los responsables directos son: la empresa naviera, la petrolera dueña del combustible, la sociedad de clasificación que dio el aval a este barco para que circulara sin problema, la UE por no aplicar desde ya las directivas comunitarias sobre seguridad marítima, el Gobierno español que no controló, suficientemente, el tráfico ni había aplicado las leyes a la fecha de hoy y, por último, tanto españoles como portugueses que por querer evadir la responsablidad, agrandaron la catástrofe.

El hombre: ¿más peligroso que los tanques cisterna?

Aunque la espectacularidad de los accidentes de tanques cargueros atraiga más la atención, la mayor tragedia ecológica de la historia causada por una marea negra fue provocada, deliberadamente, por Irak al arrojar a aguas del Golfo Pérsico millones de litros de crudo de los pozos kuwaitíes, con el fin de dificultar el desembarco de las fuerzas aliadas durante la guerra de 1991.

Según la organización ecologista Greenpeace, unos cinco millones de toneladas de petróleo se derraman, anualmente, en todos los mares del mundo y, únicamente, el 10% procede de accidentes de buques petroleros. Para no ir más lejos, el 20 de marzo del 2001, una plataforma petrolera brasileña, la mayor del mundo en su género, se hunde a 120 km de la costa de Río de Janeiro, con una carga de 1,5 millones de litros de combustible diesel. Los tanques cisterna latinoamericanos tampoco se quedan atrás. El 16 de enero del mismo 2001 el petrolero ecuatoriano Jessica encalla en la bahía Naufragios de la isla San Cristóbal, en las Galápagos, con 900.000 litros de carburante viertiendo al mar la mayor parte de la carga.

Nada tranquilizante: por los mares del mundo deambulan 3.620 destartalados buques monocasco con más de 26 años a cuestas.