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El peso del pasado

12 de abril de 2003

El fin de una dictadura que duró 35 años y que significó para muchos iraquíes muerte y tortura, plantea una pregunta importante para el futuro del país ¿Como se deberá tratar a los torturadores y criminales de guerra?

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El dictador cae, pero no necesariamente su legado.Imagen: AP

Sadam oprimió a kurdos y chiítas, bombardeó sus pueblos con armas químicas y hizo desaparecer a cientos de miles de opositores del régimen. En los 35 años de su dictadura murieron aproximadamente 1 millón de personas.

En opinión de las organizaciones de defensa de los derechos humanos, Sadam y su cómplices deben ser juzgados por un tribunal internacional. Los crímenes cometidos después de julio del 2002 hasta podrían ser tratados ante la nueva Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya, que fue precisamente fundada para ocuparse de estos casos.

Guerra con otros métodos

Pero aparentemente EE.UU. tiene otros planes como explica Helmut König, profesor de ciencias políticas y experto en el campo de la reconciliación y la transición de una dictadura hacia la democracia: "Los Estados Unidos insisten en juzgar a personas por crímenes como genocidio, crímenes de guerra y otras violaciones a los derechos humanos cometidos por el régimen iraquí. Esto conlleva el peligro de preservar el estado de guerra pero bajo la capa de la justicia y con las herramientas del derecho".

Esto no sería precisamente un buen punto de partida para avanzar hacia una democracia. Si los iraquíes empiezan a pensar que no sólo fueron vencidos sino encima juzgados, probablemente no se inclinaran por adaptar las visiones democráticas de los aliados.

Comisiones de la verdad

Helmut König propone retomar el ejemplo de las ‘comisiones de la verdad’ que crearon en Sudáfrica y en algunos países de América Latina al tener que enfrentarse al peso del pasado. "Ahí, la idea de buscar la verdad sobre el pasado fue mucho más importante que la persecución penal de los culpables.

Miembros de la oposición iraquí recomendaron ya el año pasado una combinación de persecución penal y comisiones de la verdad para Irak. Dichas comisiones podrían ser una herramienta importante para apoyar el proceso de democratización en Irak, pero en el caso de Sadam y sus más íntimos cómplices cabe dudar si un tribunal compuesto por juristas iraquíes seleccionados por EE.UU. tenga la capacidad de encauzar los crímenes cometidos por el gobierno iraquí, incluyendo el genocidio, los crímenes contra la humanidad y los crímenes de guerra.

¿Autoridad suficiente?

Pero aunque la gran mayoría de la comunidad internacional y organizaciones de defensa de los derechos humanos sostiene que criminales como Sadam y sus hijos Uday y Quday deben ser juzgados por la Corte Penal Internacional, en Washington no encuentran oído.

Pierre-Richard Prosper, embajador especial de EE.UU. para asuntos relacionados con crímenes de guerra, señaló que el Gobierno de Washington cree que tiene autoridad suficiente para juzgar por su cuenta a los dirigentes iraquíes. "Creemos que tenemos la capacidad soberana y el derecho para perseguir esos casos", afirmó Prosper y dejó claro que desde "nuestro punto de vista no es necesario un tribunal internacional para los abusos actuales".

Estados Unidos haría bien en inclinarse por la fuerza del derecho y no por el derecho de la fuerza. Esto sería una buena oportunidad.