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El mayor funeral de la historia moderna

8 de abril de 2005

Anónimos peregrinos junto con algunos de los hombres más poderosos del mundo se codearon el viernes en la Plaza de San Pedro para dar su último adiós al Papa Juan Pablo II en el mayor funeral en la historia moderna.

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Luiz Inacio Lula da Silva, presidente del Brasil, al centro, junto con otros dignatarios de todo el mundo.Imagen: AP

Con las enormes campanas de la Basílica de San Pedro sonando en señal de duelo, doce personas trasladaron el féretro de ciprés de Juan Pablo II, envuelto con el emblema papal, fuera de la iglesia.

El ataúd fue colocado luego en las escaleras del templo donde Karol Wojtyla fue coronado Papa más de 26 años atrás para conquistar al mundo con su carisma y vitalidad.

Según el cronograma establecido por el Vaticano, los restos del Papa fueron situados en el primero de los tres ataúdes unas dos horas y media antes del inicio la ceremonia, en un acto privado en el interior de la basílica al que acudieron amigos del Pontífice y altos cargos del clero.

Juan Pablo II murió el sábado a los 84 años tras una década aquejado por el mal de Parkinson, desatando un duelo mundial entre los 1.100 millones de católicos del mundo y entre fieles de diversas religiones.

Roma en estado de excepción

La misa fue celebrada por 165 cardenales liderados por el cardenal alemán Joseph Ratzinger, uno de los colaboradores más cercanos del fallecido Papa y uno de los nombres que suena como su posible sucesor.

Los restos mortales del Papa fueron visitados en la capilla ardiente de la Basílica de San Pedro durante cuatro días por millones de peregrinos que inundaron el Vaticano en una vigilia épica que prácticamente paralizó a Roma.

Miles de personas, muchas de ellas de Polonia, colmaron las calles del Vaticano con bolsas de dormir, esperando ser los primeros en la fila.

Miles de millones siguen la ceremonia por televisión

Muchos otros siguen la ceremonia por pantallas gigantes instaladas en Roma. Los funerales son vistos por televisión por miles de millones de personas alrededor del mundo.

Italia cerró su espacio aéreo por el centro de Roma y desplegó un número extra de efectivos para garantizar la seguridad del funeral del hombre que contribuyó a la caída de la Cortina de Hierro pero que fue criticado por algunos por su ortodoxia.

Roma dispuso que las oficinas públicas, las escuelas y los museos permanezcan cerrados el viernes e instó a los automovilistas a no andar en auto para evitar embotellamientos.

En su testamento difundido el jueves, Juan Pablo II pidió que su última morada estuviera bajo tierra, deseo que se cumple hoy.