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Esta lechería paga un precio fijo de 44 céntimos, independientemente de la cantidad de leche que le vendan y se preocupa de que la ganadería sea biológica. Las grandes lecherías sólo ofrecen entre 28 y 35 céntimos el litro. Aseguran que son los minoristas los que bajan los precios. Muchos campesinos temen que la competencia sea aun más feroz cuando en marzo de 2015 la Unión Europea elimine la cuota lechera. Pero Emden y su mujer Susanne esperan garantizar la supervivencia de su granja con esta nueva estrategia. Julia Henrichmann nos cuenta cómo este agricultor abandonó el mercado de masas.