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A estos problemas se suman las consecuencias del cambio climático: en 2010 el nivel del agua del lago Inle bajó a tal punto que la gente ya no podía volver a sus pagodas. Desde entonces los habitantes del lago Inle están preocupados. Las Naciones Unidas les presta ayuda a través de un programa que promueve la pesca sustentable, la agricultura orgánica y la educación ambiental para la población ribereña, pero también la creación de zonas de protección para los peces.