El joven Tintoretto, maestro de la perspectiva
La gracia de este pintor manierista puede ser contemplada en Colonia, donde se exhibe una selección de sus obras.
“El pecado original”
“El pecado original” hizo que Jacopo Tintoretto se hiciera famoso en vida. La pintura contiene uno de los mejores desnudos de la escuela veneciana. El motivo fue copiado con frecuencia hasta bien entrado el siglo XIX.
La obra más temprana: “La adoración de los reyes”
“La adoración de los reyes” abandona muy pocas veces el recinto del Museo Nacional del Prado, en Madrid. De las obras conservadas de Tintoretto, esta es la más antigua; fue pintada entre 1537 y 1538, cuando el artista tenía dieciocho años. Su fuente de inspiración fue un grabado en madera de Alberto Durero.
Perspectiva inusual: cena de Emaús
En esta pintura, terminada en 1543, Tintoretto hizo gala de una profundidad de campo que estaba adelantada a su época. Los ángulos de la mesa saltan hacia el espectador. Los apóstoles no dirigen su mirada hacia Jesús; sus cuerpos están volteados de una forma que acentúa las perspectivas buscadas por el artista.
Recién descubierto: el laberinto del amor
Esta pintura fue atribuida recientemente a Tintoretto. La arquitectura representada en esta obra y la estructura de los árboles fueron pistas que condujeron al trabajo temprano del artista. Puede que su asistente haya agregado las figuras humanas una década más tarde. Esta pieza, que simboliza el camino de la vida, puede haber sido creada por encargo de una pareja con motivo de su matrimonio.
Lleno de humor: Cristo entre escribas
Un Jesús preadolescente discute con escribas: esa es una escena del Nuevo Testamento. El joven Tintoretto exhibió aquí su vena homorística, convirtiendo el episodio en una guerra de libros. Y es que, en su época, Venecia era un prominente centro editorial.
Con todos los sentidos: La conversión de Pablo de Tarso
Esta pieza no sólo muestra la conversión de Pablo de Tarso, sino que, estimulando la sinestesia del espectador, le permite oír las flautas y las tormentas allí representadas. El jinete a la izquierda se lleva las manos a la cabeza, aturdido por el ruido ensordecedor. Escuchar el sonido de una pintura era, en las artes plásticas de la época, algo novedoso.
Una princesa flanqueada por santos
En Venecia, al jubilarse, los nobles que trabajaban en la oficina que tramitaba los impuestos a la sal solían donarle a la institución obras dedicadas al santo patrón. Fue así como surgió “San Luis, San Jorge y la princesa”. Quienes encargaron la pintura alegaron que la princesa lucía demasiado sensual, sentada sobre el dragón sometido, pero aceptaron el trabajo de Tintoretto sin mayores reservas.
Un pie en la modernidad: José y la mujer de Potifar
Tintoretto era dado a retratar a mujeres fuertes y atractivas. Pero en esta pintura sobresale no solamente la sensualidad del cuerpo femenino, sino también detalles de la arquitectura del espacio que la coprotagonista habita; ese detalle deja entrever el pie que el artista tenía en la modernidad. Este particular trabajo suyo es considerado un precursor de los de Eugène Delacroix y Gustav Klimt.
Duelo musical
Tintoretto no sólo dejaba sus valiosas huellas sobre techos y lienzos, sino también sobre muebles e instrumentos musicales. Esta pintura al óleo de 46 x 91 centímetros fue plasmada sobre un instrumento de teclado.
Objeto de investigación: retrato de un hombre
Para el Museo Wallraf Richartz, de Colonia, las obras tempranas de Tintoretto no sólo son objetos de exhibición, sino también de investigación. Como muestra, su “Retrato de un hombre con barba blanca”: éste suele ser considerado una obra tardía, pero expertos señalan que, debido a la posición de la cabeza, con una oreja a la vista, esta pintura puede haber sido terminada hacia 1545.