El increíble viaje de la familia Zapp
Una pareja argentina partió hace 22 años de viaje a recorrer el mundo. Unos 360.000 kilómetros, cuatro hijos y ocho juegos de neumáticos después, llegan este fin de semana a Buenos Aires, desde donde salieron.
Llegada a Argentina
La ciudad de Gualeguaychú, en la frontera entre Argentina y Uruguay, es una de las últimas paradas antes de llegar el domingo al Obelisco, en el corazón de Buenos Aires, desde donde partieron Candelaria y Herman Zapp el 25 de enero de 2000. Vuelven con cuatro hijos adolescentes, nacidos en distintos puntos del planeta. Incluso escribieron un libro con sus experiencias, que también contaron a AFP.
"La gente es maravillosa, es increíble la humanidad"
Candelaria tenía 29 años cuando emprendieron el viaje. Ahora a los 51, dice que "todo fue más lindo que lo imaginado" y que la gente "es maravillosa". La mujer que conoció 102 países insiste en que "es increíble la humanidad", pese a que alguna vez "un conflicto o una guerra nos obligó a desviar el camino". Herman tiene ahora 53 años. Aquí, ambos en 2007 a su paso por Florida.
Deseaban tener hijos, pero antes querían viajar
La pareja llevaba seis años casados, tenían "buenos trabajos" y había terminado de construir su casa cerca de Buenos Aires. Deseaban hijos, pero antes querían viajar. Así que fueron de mochileros hacia Alaska. Alguien les ofreció el auto de 1928, un Graham-Paige, que estaba mal de motor y de pintura. "Ni siquiera arrancaba", evoca Candelaria. Aquí, la familia ya con sus cuatro hijos, en Sudáfrica.
Un automóvil casi centenario
En los 22 años solo usaron ocho sets de neumáticos. "Si hubiera tenido una 4x4 cero kilómetros ahora ya no existiría, este está más lindo ahora que cuando salió", se entusiasma Herman. Ya en ruta y con los dos primeros hijos (Pampa, nacido en Estados Unidos, de 19 años; y Tehue, de 16 y nacido en Argentina) agrandaron el automóvil. Se cortó por la mitad y le agregaron 40 centímetros y un asiento.
2.000 hogares nos contemplan
Aunque el vehículo es "una casa pequeña pero con un jardín enorme, con playas, montañas, lagos", como bromea Herman, en general los Zapp se hospedaron en casas. Estiman en 2.000 los hogares que los recibieron. "Muchos nos ayudaron solo por ser parte de un sueño", recuerda Candelaria sobre la solidaridad recibida. Aquí, toda la familia frente a las pirámides de Guiza en enero de 2017.
¿Por qué esperar para cumplir su sueño?
Pero no todo fueron rosas. Durante el viaje Herman contrajo malaria, atravesaron Asia cuando había gripe aviar, África con el ébola, Centroamérica con dengue. Estuvieron dos años atrapados en Brasil por la pandemia de coronavirus. "Salimos de un COVID, entramos en una inmensa guerra, si esperamos el momento adecuado, va a haber siempre una razón para no cumplir los sueños", dice Herman. (lgc/rr)