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El hombre que aprendió a sonreír

2 de septiembre de 2002

Edmund Stoiber tiene fama de ser serio, exacto y competente. Pero la mayor fortaleza del candidato conservador a la cancillería alemana es que promete trasladar a nivel Federal, el permanente éxito económico de Baviera.

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Edmund Stoiber, jefe del gobierno bávaro y candidato a canciller.Imagen: AP

Lo llaman "bávaro con virtudes prusianas". Tiene la imagen de un político que lee mucho y sabe de lo que habla. Con mano dura rige su estado federado, Baviera, desde hace ya nueve años.

En enero de este año llegó a la cumbre de su carrera política. La Unión Cristiano Demócrata (CDU) aliada con su partido, la Unión Social Cristiana (CSU), lo designó candidato a la cancillería. Y desde entonces el bávaro intenta deshacerse de su imagen de político estrictamente conservador y poco moderno. Quiere captar –al igual que el actual canciller socialdemócrata- los votos del centro y convencer a los alemanes de que un bávaro de la CSU también puede gobernar el país.

Franz-Josef Strauss, el ex presidente de Baviera, y entonces mentor de Edmund Stoiber, lo intentó sin éxito en 1980.

¿Un conservador moderno?

Cuando éste murió en 1988 Stoiber fue designado ministro del Interior en Baviera y cinco años más tarde siendo primer ministro condujo al estado hacia un nuevo florecimiento económico. Llama la atención su retórica mordaz. Sus temas: la seguridad interna y una política de inmigración restrictiva.

Ahora Edmund Stoiber intenta guardar en el armario sus ideas más radicales y conservadoras. Empezó con el nombramiento de Katharina Reiche, una madre soltera, como responsable de la política familiar, lo que ha irritado a la jerarquía católica. Cada semana anuncia el nombre de un nuevo miembro para su equipo de gobierno. "Incluso ha aprendido a sonreír", observa la prensa. Y después del debate televisivo a finales del mes pasado entre el canciller Schröder y Edmund Stoiber, el bávaro logró romper con la imagen de un hombre que se le traba la lengua cuando tiene que hablar en público. En el duelo se mostró elocuente, combativo y agresivo en comparación con el socialdemócrata Schröder que todo el tiempo mantuvo una posición defensiva.

Duros ataques

En actos electorales como por ejemplo del domingo pasado en Düsseldorf (capital de Renania del Norte Westfalia, el estado más poblado de Alemania,) arremetió contra el gobierno y sus "incompetentes" ministros socialdemócratas y verdes cuyos políticos ilustran "el fracaso de la generación del 68" y subrayó que con un gobierno cristianodemócrata la gestión económica sería mejor.

Pero a tres semanas de las elecciones muchos alemanes siguen indecisos en su intención de voto. Los conservadores sólo tienen una escasa ventaja de dos puntos sobre los socialdemócratas en los sondeos. No les queda mucho tiempo para decidir si quieren seguir con la política de Gerhard Schröder, que no ha sabido solucionar los problemas económicos, o votar por el candidato bávaro que promete mejorar el mercado laboral.