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El fútbol alemán en horas bajas

Luna Bolívar Manaut11 de marzo de 2006

La semana europea ha dejado al fútbol alemán herido de muerte. La asesina, Italia, es lo de menos. La gran preocupación es que la debilidad germana sea un mal presagio para un Mundial que despierta grandes esperanzas.

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Cabizbajos se retiran tras la derrota contra el Milán.Imagen: AP


La selección alemana tiene sus deficiencias. Faltan estrellas, faltan goles, falta juego. Pero si el fútbol es un deporte de 11 contra 11 en el que al final gana Alemania, no hay razones para el pánico. A Alemania nunca le hizo falta servir paridos brillantes para abrirse camino en las competiciones internacionales. Hasta hace una semana, aunque sólo fuera en el fondo del corazoncito futbolero, los alemanes mantenían viva la posibilidad de ver a su combinado alzando la copa de campeón en tierra propia.

El partido amistoso de Alemania contra Italia, que acabó 4 a 1 a favor de los ragazzi, no ha sido el único disgusto. La misma tanda de goles se llevó el Bayern en la Liga de Campeones ante el Milán, y con la eliminación del Bremen por la Juventus, Alemania se quedó sin representantes en la máxima competición europea. Y como no hay mal que venga solo, tampoco a la UEFA pueden aspirar los equipos alemanes. Al caer derrotados el Schalke ante el Palermo, nótese la repetición de verdugos italianos, y el Hamburgo frente al Rapid de Bucarest, en un par de días se acabó el sueño europeo para Alemania.

El Kaiser siempre tiene razón

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Franz Beckenbauer, el Kaiser, preside el Comité Organizador del Mundial.Imagen: AP

Desde Guillermo II, Alemania no ha tenido más "Kaiser" (emperador) que el del balón, Franz Beckenbauer. Por encima de todo su palabra es ley del fútbol, y de momento anda que trina. El primer objeto de sus iras ha sido el entrenador nacional, Jürgen Klinsmann, al que ha dedicado un par de declaraciones nada cariñosas ante el temor de que este revolucionario de métodos yanquis se atreva a fastidiarle la fiesta.

Como es lógico, el Kaiser no quiere dejar pasar la oportunidad de que, en un Mundial que lleva su sello, Alemania se proclame campeona. Lo que a su vez, según rumorean las malas lenguas, le allanaría el camino hacia la presidencia de la FIFA, que Blatter cumplió ayer los 70.

"Tschö Klinski"

Jürgen Klinsmann
A Klinsmann le llueven la críticas pero parece mantenerse sereno en su puesto.Imagen: AP

Otros muchos se han sumado a las críticas del Kaiser. Günter Netzer, también un clásico del fútbol alemán, reconvertido a comentarista y experto, ha sido el último en quejarse de Klinsmann porque a las puertas del Mundial éste sigue viviendo en California. Teniendo en cuenta que hace dos meses que no sale el sol en Alemania, ¿cómo culparle?

Tras el partido Alemania-Italia hasta el entrenador del Bayern, Felix Magath, se animó a meterse con Klinsmann, aunque por razones obvias Magath no ha vuelto a decir esta boca es mía. Y uniéndose al club de los ex jugadores descontentos, Stefan Effenberg ha pedido abiertamente la dimisión de Klinsmann.

Con más humor se toma el asunto el presentador estrella de la primera cadena de televisión pública alemana, Harald Schmidt, que ha sustituido la cuenta atrás con los días que faltan para que comience el Mundial, el reloj más famoso de Alemania en estos momento, por otra en la que puede leerse "Tschö Klinski" (adiós Klinski), y en la que se cuentan los días que a Klinsmann le quedan como entrenador de Alemania.

El Mundial sigue su curso

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Las preparaciones para hacer de Alemania el hogar del Mundial siguen adelante.Imagen: AP

Mientras tanto el Mundial, ajeno a los enfrentamientos alemanes, sigue su curso. Esta mañana, Berlín era el escenario de una de las mayores simulaciones de una situación de emergencia que haya vivido la ciudad. En total, 2.000 personas participaron en la prueba entre policías, soldados, bomberos, técnicos de primeros auxilios, personal médico y miembros de diversas organizaciones.

El entrenamiento fue seguido por 200 expertos en seguridad llegados de toda Europa, y el objetivo era reproducir, de la manera más realista posible, circunstancias de extrema gravedad que requieran una intervención eficiente y rápida de los servicios de emergencia. A finales de abril, la FIFA enviará los resultados del examen, que han de puntuar la seguridad del futuro Mundial.

Los participantes en el test tuvieron que enfrentarse al desplome una de las pantallas gigantes preparadas para que el público sin entradas, muy numeroso, pueda seguir el Mundial. Una situación no tan hipotética, puesto que sucedió realmente en el fin de año de 1990 en la Puerta de Brandenburgo. Además, los examinados tuvieron que atender una explosión causante de un gran incendio y un accidente en una estación de tren en el que se desprendían gases altamente venenosos con víctimas masivas.