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Vida útil de los reactores nucleares prolongada

Pablo Kummetz7 de septiembre de 2010

El acuerdo alcanzado en la coalición gubernamental liberal-conservadora de Berlín es comentado por los editoriales de la prensa alemana y europea.

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Central atómica de Biblis, AlemaniaImagen: picture alliance/dpa

Frankfurter Rundschau, de Fráncfort del Meno: “La canciller se ha impuesto. En una sesión maratónica, de doce horas de duración, logró imponer una línea a ministros, subsecretarios y jefes de partido. Merkel quería ver resultados en la larga discusión acerca de la prolongación de la vida útil de las centrales nucleares. Lo logró. Merkel ha demostrado que puede conseguir algo cuando de verdad lo quiere. Se impuso a su ministro de Medio Ambiente, ignoró a muchos de sus correligionarios que están en contra de la energía atómica, dejó a la pequeña y mediana industria al costado izquierdo y se impuso sobre las empresas municipales que, bajo las condiciones de prolongación del funcionamiento de las centrales atómicas, no podrán competir con los grandes consorcios energéticos. Una lucha dura. Merkel ha ganado”.

Una oportunidad desperdiciada

Süddeutsche Zeitung, de Múnich: “Alemania no disfrutará de esta decisión, pues no aportará a que el país haga las paces con la energía atómica. En ello radicaba una gran oportunidad para esta coalición. Con una prolongación (de la vida útil de las centrales) de cinco o seis años y una estrategia general convincente habría podido, efectivamente, crear puentes, no sólo hacia la remodelación del suministro energético, sino también hacia los que se oponen a la energía nuclear. Para ello tanto los conservadores como los liberales deberían haber presentado un plan concreto del reemplazo de energía atómica por energías regenerativas. El único que había reconocido la gran oportunidad era el ministro de Medio Ambiente, Norbert Röttgen. Él ha perdido”.

Un acto de sensatez

Die Welt, de Berlín, llama “un acto de sensatez” el acuerdo alcanzado por el Gobierno alemán y se opone al argumento de que ha cedido al clientelismo a favor de los consorcios atómicos: “Igual podría constatarse que se ha opuesto a una política de clientelismo hacia el poderoso lobby de la industria solar y eólica. Ésta vive de subvenciones millonarias, que los consumidores luego pagan en forma de aumentos de precios de la energía. Ahora por el contrario, las centrales atómicas pagarán al Estado miles de millones de euros por concepto de impuestos. Más importante aún es que la prolongación de la vida útil era necesaria para asegurar el suministro de las próximas décadas. Aún cuando el lobby de las energías regenerativas quiera probar su fuerza, a la larga todavía no puede satisfacer la demanda energética básica, apagar [los reactores] hubiera sido un experimento altamente peligroso para los consumidores”.

Una sociedad dividida

Der Standard, de Viena: “La imagen que deja este proceso es fatal: el grupo de presión de la energía atómica triunfa, la sociedad sin embargo, diez años después del abandono de la energía nuclear decida por la coalición socialdemócrata-verde en consenso nacional, está dividida. Además una cuestión no del todo irrelevante deja de lado el concepto “revolucionario” de la canciller Merkel: ¿a dónde va la basura atómica? Esto sigue sin ser aclarado”.

Valió la pena

Basler Zeitung, de Basilea: “En el año 2000 quedó claro que los reactores atómicos alemanes no serían apagados de un día al otro […] Aunque este abandono más vacilante que aguerrido sea ahora suspendido, no fue inútil. Las energías regenerativas fueron fuertemente apoyadas en la última década. Además, ese acuerdo creó las condiciones para que los consorcios energéticos hoy tengan que entregar una parte considerable de las ganancias de sus centrales ya amortizadas a la comunidad y para el desarrollo de un cambio energético. En esa medida el abandono de la energía atómica, aún cuando no haya tenido lugar, valió doblemente la pena”.

Mb/dpa/afp/rtr
Editor: Pablo Kummetz