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"EI utiliza la violación como arma de guerra"

Anne Allmeling (JC / DZC)6 de octubre de 2014

La milicia terrorista Estado Islámico habría secuestrado y abusado de miles de yazidíes. Un intento deliberado de destruir la comunidad religiosa, asegura el periodista alemán Thomas von der Osten-Sacken.

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Jesidische Frauen und Mädchen
Imagen: Martin Durm

DW: Varios miles de yazidíes fueron presuntamente secuestrados en agosto por la milicia terrorista Estado Islámico (EI) en las montañas Sindschar, en el norte de Irak. ¿Qué significa esto para las mujeres y las niñas?

Von der Osten-Sacken: Para las mujeres y niñas secuestradas significa que han sido vendidas o sexualmente abusadas y maltratadas por miembros del EI. Algunas han conseguido huir en las últimas semanas de este cautiverio. Lo que cuentan supera la imaginación. Los testimonios parecen sacados de una película de terror. Desde mi propia experiencia sé que algunos combatientes del EI dejan que las niñas se queden con sus teléfonos móviles para que, en caso de que logren escapar y consigan llegar a algún campo de refugiados en el Kurdistán iraquí, puedan llamar a sus hermanas, madres o hijas. O bien hablan directamente con los afectados, o un miembro de la milicia coge el teléfono y describe con detalle lo que les están haciendo a esas mujeres o niñas. Yo mismo he hablado varias veces con miembros masculinos de las familias en los campos de refugiados quienes, a su vez, están en contacto con las mujeres de sus familias. Obviamente es una parte de la campaña de terror que están ejerciendo los miembros del EI en Irak.

Dicen que un par de mujeres jóvenes fueron capaces de escapar. ¿Cómo se las arreglan y dónde están en este momento?

Hay algunas que lo han conseguido después de convertirse al islam. Es necesario saber que los yazidíes son seguidores de una tradición zoroástrica de Oriente Próximo en la que sus miembros no se consideran musulmanes. De esta forma, para los terroristas del EI tampoco son seguidores de una religión ya que, al no pertenecer a una creencia tradicional, se encuentran en la parte inferior de la jerarquía social y, por lo tanto, son considerados como “presas legítimas”. Los hombres que no se convierten son ejecutados en el acto. Las mujeres, por su parte, son consideradas un botín del que abusar sexualmente. Mientras que algunos logran escapar tras asegurar a los terroristas que se han convertido, otros han sido rescatados de los mercados de esclavos de la ciudad de Mosul. Algunos prisioneros, asimismo, han sido liberados durante los bombardeos llevados a cabo por las tropas de la coalición. Aunque, a decir verdad, no han sido muchas. Hasta ahora sólo han sido capaces de rescatar a unas pocas docenas. Tras la liberación las mandan al Kurdistán iraquí, y si sus familias sobrevivieron a los desastres de agosto y son identificables, se las envía de vuelta con sus parientes.

¿Cómo son recibidos allí?

En términos de comportamientos relacionados con el matrimonio y la sexualidad, los yazidíes son conservadores y mantienen actitudes similares a las de sus vecinos musulmanes. Se considera que un yazidí ha deshonrado a su familia si mantiene contacto sexual fuera del matrimonio o con personas no yazidíes, lo que se traduce en mayores conflictos. En el pasado, tanto en Irak como en Alemania, estas violaciones han sido catalogadas como crímenes al honor. Y es que este tipo de abusos sexuales sistemáticos tienen un componente adicional: para las familias es tremendamente difícil tratar las violaciones desde un punto de vista tradicional y religioso. Los clérigos yazidíes, sin embargo, se han apresurado a enfatizar que este tipo de abusos no son culpa de las mujeres, y han pedido a las familias que acepten a sus chicas de vuelta. Usted entenderá que existe un conflicto potencial en aquellos casos en los cuales se producen embarazos no deseados. Al igual que en Bosnia en los años 90 y en Bangladesh en los 70, la violación se utiliza como un arma de guerra.

Thomas von der Osten-Sacken es director de WADI y trabaja en Irak desde principios de los años 90. Su organización ofrece apoyo a proyectos que fortalecen los derechos humanos y de las mujeres en Oriente Próximo.

Thomas von der Osten-Sacken
Von der Osten-Sacken: "La comunidad yazidí es muy conservadora".Imagen: WADI