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EE. UU. anuncia un paquete de ayuda para Ucrania

Antje Passenheim/ Jaime Campoamor12 de marzo de 2014

El presidente Obama recibirá al primer ministro interino ucraniano en la Casa Blanca. El gesto no podía ser más claro, afirman lo observadores. Pero eso, por sí solo, no será suficiente.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Hasta ahora, al presidente de EE. UU., Barack Obama, no le está resultando fácil pronunciar el nombre del jefe del Gobierno de transición ucraniano, Arseni Jazenjuk. Hace dos días, Obama lo presentaba ante la prensa como: “El primer ministro…eh…”, y tras un pequeño balbuceo acertaba a decir: “El primer ministro de Ucrania”. La secretaria de estado de EEUU, Victoria Nuland, por su parte, ya conocía el nombre de Arseni Jazenjuk desde hacía tiempo, puesto que era su favorito para dirigir la crisis que está sufriendo Ucrania. “Creo que sólo puede ser una persona que tenga experiencia política y económica”, expresaba la comisionada estadounidense para Europa en una conversación telefónica con el embajador norteamericano en Kiev, Geoffrey Pyatt.

Desde que Gazprom anunciara, hace unos días, el fin de la venta de petróleo reducido a Ucrania –a partir de abril Kiev tendrá que adquirirlo a precio de mercado-, ha crecido aún más, si cabe, la preocupación de las autoridades del país, asfixiadas por las deudas que atenazan su economía. Teniendo en cuenta que 30.000 de los 50.000 millones de metros cúbicos de gas que consume Ucrania proceden de Rusia, el anuncio de Gazprom puede tener consecuencias nefastas para la economía del país, empezando por la subida moderada que experimentará el precio de la energía, cuyas consecuencias finales sufrirán los usuarios.

Pocos días después, el secretario de estado de EEUU, John Kerry, aterrizaba en Kiev y anunciaba la llegada de un paquete de ayudas por valor de 1.000 millones de dólares –unos 730 millones de euros-. “Rusia busca un pretexto para intervenir en Ucrania”, afirmó Kerry el martes en rueda de prensa en la capital ucraniana. Al mismo tiempo, el Gobierno ucraniano anunciaba la imposibilidad de pagar los 2.000 millones que actualmente adeuda a Moscú en concepto de gas, factura que, previsiblemente, será cubierta por la UE una vez se apruebe el paquete de medidas prometido desde Bruselas.

Obama, por tanto, no recibe al jefe del gobierno de transición ucraniano en la Casa Blanca sólo para practicar el nombre de Arseni Juzenjuk, sino para demostrar al mundo que se compromete con el nuevo Gobierno de Kiev, asegura Ian Brzezinski, del washingtoniano Thinktank Consejo Atlántico: “Creo que es una visita muy importante, puesto que Obama quiere transmitir el compromiso de EEUU acerca de la independencia y soberanía de Ucrania, también en lo que respecta a Crimea”.

Ian Brzezinski, del thinktank Consejo Atlántico.
Ian Brzezinski, del thinktank Consejo Atlántico.Imagen: privat

Un gran paquete de medidas económicas, técnicas y de seguridad podría subrayar este compromiso, cree Brzezinski, experto en política exterior y viceministro interino de Defensa, responsable de las relaciones con Europa y la OTAN. El apoyo militar, por su parte, podría ser ampliado. “Podría ser de gran ayuda para reforzar, reformar y modernizar la armada ucraniana. Sería una medida con vistas a asegurar una relación con Occidente a largo plazo en lo referente a Seguridad”, dice Brzezinski. Sin embargo, podría convertirse también en una necesidad inmediata, “tal como armamento para fortalecer la defensa ucraniana ante la Armada rusa”.

Jazenjuk también debe aportar algo

Podría ser el caso de armas antitanques o antiaéreas. O quizá apoyo para el servicio secreto de inteligencia ucraniano, con el objetivo de observar los movimientos de las tropas rusas. Brzezinski alaba la disciplina demostrada por el ejército ucraniano durante esta crisis y dice estar impresionado por ella. No obstante, desde la Casa Blanca esperan algún detalle por parte del anterior presidente del Parlamento y ministro de Asuntos Exteriores: “Ésta es la confirmación de que Jazenjuk, su Gobierno y el pueblo ucraniano se ven como parte de Europa”, asegura Brzezinski. Por otra parte, espera que Jazenjuk acuda a Washington con un plan estratégico o un listado de reformas necesarias para modernizar la economía ucraniana, “y acabar con el mal endémico que para el país ha supuesto la corrupción. Tienen que ser reformas políticas que garanticen la democracia y la libertad para el país”.

Keith Crane, del Thinktank próximo al Pentágono, RAND, espera también otra promesa del encuentro en la Casa Blanca. “Ucrania tiene que cumplir la promesa de convocar elecciones en primavera”, dice Crane. “Creo que también sería más sencillo a la hora de demostrarle a los rusos que el Gobierno recién elegido se atiene completamente al derecho y la Constitución ucraniana”.

Fortalecer a Ucrania

Crane muestra sus dudas acerca de si, realmente, el encuentro Jazenjuk-Obama va a ser el primer paso para lograr solucionar la crisis: “La reunión podría contribuir a lograr una tregua momentánea. Observando el proceder de Rusia en Georgia o Transnistria, me atrevería a afirmar que Rusia estaría muy satisfecha con la congelación del conflicto”. Aunque tristemente añade: “Yo me prepararía para ver cómo Crimea permanece durante años, o quizá décadas bajo control ruso”.

Embajada ucraniana en Washington: homenaje a las víctimas de la revolución en el Maidan, en 2014.
Embajada ucraniana en Washington: homenaje a las víctimas de la revolución en el Maidan, en 2014.Imagen: DW/Antje Passenheim

Lo que es importante es que Obama ofrezca en estas reuniones una clara señal y “presente un paquete para la estabilización de Ucrania”, dice el economista. Asimismo, sería de gran ayuda tanto un apoyo financiero y técnico por parte de EEUU, como un acuerdo de colaboración en materia de seguridad. “Es imprescindible que se haga de forma coordinada con la UE”, subraya Crane.

En el caso de que EEUU o la UE actúen en solitario, podría ser interpretado por la otra parte como un signo de debilidad, asegura el director del programa para la energía y el desarrollo económico de RAND. Por el contrario, una interacción o alianza entre ambas fuerzas podría fortalecer la posición ucraniana en su visita a Washington y, a su vez, hacer que Kiev sea más consciente de sus deberes.