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Dinero o bomba: las extorsiones rara vez se hacen públicas

Fabian Von der Mark
4 de diciembre de 2017

Mercadillo navideño; evacuación; explosivos: grande fue el revuelo en Potsdam. Toda Alemania se enteró de que la empresa DHL sufrió un chantaje. La mayoría de los casos de extorsión, en cambio, permanecen en secreto.

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Deutschland Potsdam Evakuierung Weihnachtsmarkt
Imagen: Reuters/Z. Berta

Muchas cosas fueron inusuales en el caso del paquete explosivo de Potsdam. Pero la extorsión de una empresa, en sí, no lo es. Cada año se denuncian entre 7.500 y 8.000 casos en Alemania, señala Frank Roselieb, del Instituto de Estudio de Crisis de Kiel. Dicha institución analizó las estadísticas policiales, llegando a la cifra de aproximadamente 150 extorsiones a la semana.

Sin embargo, solo pocos casos salen a la luz pública. La extorsión de que fue víctima DHL o el intento de inducir a varias cadenas de supermercados a pagar dinero amenazando con contaminar alimentos para bebés, constituyen la excepción. La gran mayoría de estos chantajes permanecen en la sombra. Ninguna de las partes tiene interés en que se conozcan.

Delincuente amateur

Las empresas enfrentan un problema: por una parte quieren proteger su fama, y, por otra, a sus clientes. Por eso, en muchas ocasiones prefieren retirar sus productos del mercado, anunciando la operación como una "medida preventiva para proteger a los consumidores”. A las empresas no les gusta hablar de envenenamientos y extorsiones.

"Para una empresa, lo peor es que un cliente le dé la espalda”, indica Christoph Eichel, de la empresa consultora de riesgos Result Group. Pero tampoco los extorsionadores suelen dar a conocer sus demandas públicamente. Intentan reducir al máximo el riesgo de ser descubiertos. Roselieb cree que el autor de la extorsión de DHL era más bien un amateur que un profesional, porque un paquete-bomba ofrece muchas pistas: "¿de dónde viene el pegamento, de dónde viene el explosivo?”

También la elección de DHL como víctima apunta a un delincuente "poco hábil”. En general, los extorsionadores atacan a empresas que tienen competidores. Por ejemplo, una fábrica de chocolates. Si un chocolate está envenenado, el consumidor comprará otra marca. Tal presión no se produce sobre DHL, dado que no es una gran cantidad de clientes particulares la que elige sus servicios, sino la empresa que despacha el producto.

Asesoría discreta

La policía está preparada para las extorsiones y ofrece a las empresas grupos de asesores. Allí se trabaja con discreción, porque cada información publicada puede inspirar a potenciales aprovechadores y emuladores. A la policía le resulta entonces más difícil "distinguir entre pistas relevantes e irrelevantes”, explica Roselieb.

El traslado de las extorsiones al ciberespacio constituye un nuevo desafío para los investigadores.  Allí no solo actúan extorsionadores individuales, sino verdaderas empresas de la extorsión, según Result Group. De acuerdo con Eichel,  los delincuentes amenazan allí a las empresas con borrar datos o con sabotaje.

Symbolbild Cyberattacke
Imagen: picture alliance/MAXPPP/R. Brunel

Bitcoins como botín

También el creciente número de pagos con ciber-monedas representa un problema. "La mayoría de los extorsionadores son atrapados, si no en las negociaciones, a más tardar cuando se realiza la entrega del dinero”, explica Eichel. Pero si ya no exigen pagos en dinero en efectivo, sino en criptomonedas, "aumente claramente el peligro de extorsiones exitosas”.

Frank Roselieb atribuye "profesionalismo criminal” a la minoría de los extorsionadores que han llamado la atención hasta ahora. Es cierto que cerca del 70 por ciento son reincidentes, pero con frecuencia sus golpes son menores. La mayoría de los autores de estos delitos creen que se trata de una forma fácil de hacer dinero y solo más tarde se dan cuenta de en qué se han metido. En Alemania, el 75 por ciento de los extorsionadores son atrapados.