Diez deslices que se deben evitar en Alemania
Alemania es un país muy abierto y tolerante, pero hay ciertas cosas que uno debe hacer y evitar para no ser tratado con desdén. El problema: los deslices no siempre son evidentes para quien no creció en tierras germanas.
Nunca diga “¡Prost!” sin hacer contacto visual
Al beber cerveza o vino con alemanes, es imprescindible mirar a los ojos de la persona con quien brindamos y juntar las copas con todos los presentes, pero sin que los brazos de la muchedumbre se entrecrucen. Así se evita ser percibido como un personaje de malas maneras y también la maldición que condena a los infractores a siete años de sexo poco estimulante.
Obedezca al semáforo
Aunque no es cierto que todos los alemanes respeten las normas, la enorme mayoría de ellos tiende a obedecer las señales del semáforo. Cruzar la calle con la luz roja es mal visto en la tierra de Goethe, sobre todo cuando se hace frente a los niños, propios o ajenos. Para evitar que los pequeños imiten la irreverencia de ciertos adultos, nunca faltará quien les grite “¡alto!” a los transgresores.
No use una vela para encender su cigarrillo
Aunque parezca la solución ideal cuando no hay un encendedor a mano, usar una vela para prender un cigarrillo indignará a los alemanes en la habitación y pondrá en peligro a un marinero. Se cree que en tiempos más duros, los marineros vendían cerillas durante el invierno para asegurar su subsistencia. No usar fósforos sería un atentado directo contra esos pobres hombres…
No haga ruido los domingos
Al contrario de lo que muchos piensan, en Alemania, el domingo no es el mejor día para cortar el césped, aspirar las alfombras o lavar la ropa. En realidad ese es un día para el descanso y la tranquilidad. El empresariado germano ha empezado a atentar contra la costumbre de no abrir los negocios los domingos, pero sus vecinos se quejarán airadamente si usted sabotea su día de sosiego.
No mezcle su basura
El del reciclaje es un asunto serio en Alemania: los desperdicios deben ser organizados correctamente. De no hacerlo, sus vecinos lo tratarán con desdén y al llegar a casa encontrará una nota del conserje en la puerta. Recuerde: el cubo de basura amarillo es para el plástico; el verde o el azul, para el papel; el marrón, para los desechos orgánicos; y el gris, para todo lo demás.
¡Desnúdese!
No se sabe si la “cultura del cuerpo libre” (FKK, sus siglas en la lengua de Goethe) tuvo su origen en Alemania o no; pero es un hecho que sus habitantes respetan como nadie los espacios reservados para andar como vinimos al mundo: desnudos. No importan ni la edad ni el género ni la apariencia física: si no se quita la ropa en los sitios FKK, usted va a saber lo que es sentirse poco bienvenido.
El tabú de las flores blancas
El protocolo de las flores en Alemania es complejo y no apegarse a él puede resultar embarazoso. Usted sólo debe regalarle flores rojas –sobre todo si son rosas– a las personas por quienes sienta interés romántico. Las blancas son consideradas flores de cementerio y suelen estar reservadas para los muertos. Para evitar meter la pata, lo mejor es que solicite la asesoría de un florista.
¡Sea puntual!
Es recomendable pasar un buen tiempo en Alemania para percatarse de lo insostenible que son ciertos clichés. No todos los alemanes son puntuales. Sin embargo, la impuntualidad es un defecto que puede dañar la reputación de una persona. Si va a llegar cinco minutos tarde, llame, pida disculpas por adelantado y evite una confrontación desagradable. Una cita a las 6 es una cita a las 6.
Sepa cuándo desear “feliz cumpleaños”
Aunque no es extraño que los alemanes organicen fiestas en la víspera de sus cumpleaños para que sus invitados los acompañen y esperen hasta la medianoche para felicitarlos, lo más común es que estas celebraciones se lleven a cabo en el día exacto del natalicio de los anfitriones. En todo caso, felicitar a un cumpleañero antes de tiempo “trae mala suerte” y es causa de reacciones indeseables.
No pida agua de grifo
El agua de grifo en Alemania es de excelente calidad, pero pedirla en un restaurante, por ejemplo, no es bien visto. El personal puede molestarse y rehusarse a traerle “agua gratuita”. Si usted está de visita en una casa y pide agua de grifo, su anfitrión se esmerará en hacerle saber que también tiene “agua de verdad” para ofrecer, refiriéndose al agua mineral con gas.