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Desempolvando herramientas de la Guerra Fría

Alois Berger (ERC)19 de marzo de 2014

El ministro de Exteriores de Alemania insiste en que una misión de la OSCE viaje a Ucrania lo antes posible. A su juicio, en dos semanas podría ser muy tarde. Pero, ¿qué se supone que pueda y deba hacer esa misión?

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Imagen: AFP/Getty Images

A principios de esta semana, soldados alemanes y estadounidenses hicieron vuelos de reconocimiento sobre Rusia y Bielorrusia en el marco de una misión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Su objetivo era constatar si había movimientos de tropas rusas y bielorrusas que pudieran ser interpretados como el preludio de una incursión hostil en territorio ucraniano.

El martes (18.3.2014), doce emisarios de la OSCE viajaron al este de Ucrania para observar la situación de los derechos humanos y, específicamente, el trato que el Gobierno de ese país le da a las minorías. Y este jueves (20.3.2014), los funcionarios de ese organismo comenzarán a preparar el terreno para la misión de veeduría de las elecciones presidenciales ucranianas, pautadas para el 25 de mayo.

“Todo esto puede resultar un poco confuso para mucha gente”, admite Thomas Rymer, de la Oficina para la Democracia y los Derechos Humanos de la OSCE, con sede en Varsovia. Y es que las operaciones aludidas no tienen nada que ver con la otra misión de la OSCE que el ministro de Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, insiste en enviar a Ucrania lo antes posible, alegando que en dos semanas podría ser muy tarde.

La repentina prominencia de la OSCE

En este momento, la OSCE está presente en distintos puntos de Ucrania. Eso se debe a que es el único organismo con cierta capacidad de maniobra de cuya relativa imparcialidad Rusia se puede fiar y en donde están representados todos los países afectados por la crisis ruso-ucraniana. La Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea (UE) son rechazadas por Moscú por estar “parcializadas”.

Frank-Walter Steinmeier, ministro de Exteriores de Alemania.
Frank-Walter Steinmeier, ministro de Exteriores de Alemania.Imagen: picture-alliance/dpa

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) podría jugar un papel relevante en este conflicto, pero Rusia la tiene bloqueada con su poder de veto en el Consejo de Seguridad. Estas circunstancias ayudan a explicar la repentina prominencia de la OSCE en la arena mundial. Y a éstas se suma el hecho de que la OSCE puede rescatar una serie muy útil de reglas e instrumentos que datan de los tiempos de la Guerra Fría.

Como muestra, un botón: las medidas para el control de armamento y la creación de mutua confianza vuelven a tener vigencia en estos días; con ellas se mantuvo el equilibrio que probablemente evitó la declaración de una Tercera Guerra Mundial cuando la Unión Soviética estaba en pie. Moscú siempre favoreció explícitamente el ejercicio de controles mutuos, sobre todo los contemplados en el “Tratado sobre el Cielo Abierto” de 1992.

Controles limitados

Para el Kremlin, lo estipulado por la OSCE en materia de control de armamento constituía un reconocimiento de Rusia como gran potencia. Es por eso que Moscú siempre se esmeró en mantener vigentes los contratos con la OSCE; la última actualización fue la del Documento de Viena, un tratado internacional firmado en 2011. De ahí que Rusia permita vuelos de inspección sobre su territorio sin protestar. Al menos hasta ahora.

Wolfgang Richter, investigador de la Fundación Ciencia y Política (SWP) de Berlín, y otrora observador de la OSCE.
Wolfgang Richter, investigador de la Fundación Ciencia y Política (SWP) de Berlín, y otrora observador de la OSCE.Imagen: DW/N. Jolkver

Pero expertos en la materia advierten que la OSCE sólo puede hacer un número limitado de controles en cada país. Wolfgang Richter, investigador de la Fundación Ciencia y Política (SWP) de Berlín, y otrora observador de la OSCE, sostiene que si Occidente sigue haciendo inspecciones en Rusia con la frecuencia practicada hasta ahora, se llegará rápidamente al límite máximo estipulado para el año 2014.

Este miércoles (19.3.2014), Moscú anunció que las supervisiones planeadas para los próximos días agotarían el contingente de inspecciones de la OSCE y dejó claro que no permitiría supervisiones adicionales de sus instalaciones militares durante el resto del año. Es por eso que el ministro de Exteriores de Alemania demanda con tanta urgencia que se envíe a observadores de la OSCE al este y al sur de Ucrania.

El temor al guión expansionista de Rusia

En esas zonas del país eurasiático viven numerosos ciudadanos rusos o de ascendencia rusa y sus simpatías están orientadas hacia Moscú, no hacia Kiev. Los líderes de Occidente temen que el presidente ruso, Vladimir Putin, vuelva a poner en escena un guión como el que le permitió auspiciar un referendo secesionista en la península ucraniana de Crimea y luego anexar esa república independiente al Estado ruso.

Putin orquestó provocaciones en Crimea, atribuyó las protestas populares a la represión de la minoría rusa por parte de la mayoría ucraniana, justificó la intervención militar rusa alegando la defensa de los derechos humanos y allanó el terreno para el apresurado plebiscito. El europarlamentario democristiano Michael Gahler señala que una gran misión de la OSCE podría evitar que esta historia se repita en otros rincones de Ucrania.

Se dice que en la región industrial de Donetsk-Becken se han registrado tensiones en los últimos días. Por otro lado, las partes en discordia han puesto a circular rumores que se contradicen. También a eso se debe la presión que hacen algunos políticos para que la OSCE envié una misión robusta a la zona en crisis. Eso facilitaría la asunción de posiciones políticas firmes y, posiblemente, la disipación de las tensiones en cuestión.

La gran misión

“Quien esté preparando una incursión hostil en territorio ajeno no quiere hacerlo en presencia de observadores internacionales”, argumenta Richter, de la Fundación Ciencia y Política (SWP) de Berlín. El problema es que una gran misión de la OSCE no estaría contemplada en los controles de armamento de ese organismo y ameritaría la aprobación de sus 57 miembros, incluida la Federación Rusa.

En conversación telefónica con la canciller de Alemania, Angela Merkel, su homólogo ruso dijo que no tenía nada en contra de esa “gran misión”. Sin embargo, Putin no dejó claro cuántos observadores de la OSCE admitiría, ni por cuánto tiempo, ni con qué objetivos específicos. Si el presidente ruso veta el envío de los cien observadores planeado hasta ahora, alimentaría la sospecha de que tiene en la mira otras zonas de Ucrania.

Pero si Putin da luz verde a la misión de la OSCE en el este de Ucrania, lo más probable es que intente defender la reputación de Rusia como “gran potencia” y exija algo a cambio. Richter cree que Moscú se empeñaría en hacer sus propias inspecciones en suelo ucraniano y en varios Estados afiliados a la OTAN, como ya lo ha hecho antes. “Los rusos se pasearon por Alemania para ver cómo nos preparábamos militarmente para la crisis de Kosovo”, recuerda el experto del SWP de Berlín.