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La prensa opina: G-20 y Obama ante la ONU

24 de septiembre de 2009

Los desafíos para acabar con la crisis financiera de cara a la cumbre del G-20 y el discurso de Obama ante las Naciones Unidas son comentados por la prensa europea.

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Imagen: AP


Cumbre del G-20: enfrentar el problema de la deuda fiscal

“Le Monde”, de París: “Ya sea en los Estados Unidos, en Europa o en Japón, la deuda fiscal ha alcanzado proporciones nunca antes vistas en tiempos de paz. Esta ‘montaña de créditos' tendrá que pagarse algún día. Las recetas que se han empleado hasta el momento para salir de las deudas, como la inflación, el aumento de impuestos y las prórrogas parecen cada vez menos eficaces. Los líderes de los países industrializados han manejado la crisis financiera con éxito. Ahora, necesitarán la misma energía para desarrollar estrategias para vencerla. De cara a la cumbre del G-20, el problema de la deuda pública debe enfrentarse de inmediato ya que, de lo contrario, la burbuja de los préstamos fiscales podría explotar y causar más daño que la de las hipotecas inmobiliarias.”

“Les Dernières Nouvelles d'Alsace”, de Estrasburgo: “Al menos en esto, los participantes de la cumbre del G-20 en Pittsburgh están de acuerdo: el mundo no puede permitirse el lujo de que la cumbre fracase. También son de la misma opinión en cuanto a que el peligro del fracaso es tan grande como las expectativas. (…) El compromiso de la regulación financiera internacional, que está en el centro de las negociaciones, descansa sobre una base poco sólida. Aunque el secreto bancario de los paraísos fiscales ha dejado de ser tan impenetrable, aún tiene aspectos sombríos que algunos creen necesarios, mientras otros los consideran inaceptables. Y sobre la limitación de bonificaciones para los banqueros las opiniones difieren en Europa y Estados Unidos.”


Obama ante la ONU: cambiar el contenido y no la forma

“Corriere della Sera”, de Milán: “En lo que respecta a las crisis concretas en el mundo, Obama y su antecesor, George W. Bush, parecen no diferenciarse demasiado, y la política exterior de EE.UU. presenta una continuidad fundamental. La cercanía está obviamente referida al segundo presidente Bush, quien, detrás de la máscara de una retórica belicosa, hizo que predominara el pragmatismo. Un pragmatismo al que Obama también se apega. Lo que el nuevo presidente tiene que transmitir a los israelíes y a los palestinos, a Teherán con sus ayatolás y a Corea del Norte no lo diferencia demasiado de sus predecesores. Lo que sí ha cambiado es el contexto: las Naciones Unidas no se consideran como una organización de la que haya que cuidarse, sino como un instrumento para llevar adelante los intereses globales y, más que nada, los intereses compartidos:”

“Guardian”, de Londres: “El mensaje del presidente Obama ante las Naciones Unidas fue claro. Si en esta nueva etapa los EE.UU. ya no pueden poner condiciones económicas o militares al resto del globo, entonces son todos los demás países los que tienen que asumir su responsabilidad internacionalmente y sostener también la carga de liderar el mundo. En lo que se refiere a las negociaciones sobre armamento con Rusia, son los EE.UU. los que pueden reducir con más facilidad que Rusia la cantidad de ojivas nucleares, ya que las fuerzas armadas estadounidenses son mucho más poderosas y sus cohetes tienen más alcance. El tema central es que, en este nuevo mundo supuestamente multilateral, los EE.UU. pueden seguir actuando unilateralmente para dictarle las reglas de juego a los países menos poderosos. En su discurso, Obama cambió el tono; ahora, lo que debe cambiar es la sustancia.”

Editor: Pablo Kummetz