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Crepita el asunto del levantamiento del embargo a China

Mirra Banchón15 de abril de 2005

La propuesta de Alemania de levantar el embargo de armas a China, impuesto por la Unión Europea en 1989, amenaza con convertirse en un grave conflicto, con múltiples frentes. También uno trasatlántico.

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El canciller Schröder y su ministro de Exteriores en el debate.Imagen: AP

El Parlamento alemán en Berlín debatía ayer la propuesta del canciller Gerhard Schröder acerca de levantar el embargo de armas a China casi paralelamente que al Parlamento Europeo en Estrasburgo. En el primero, el canciller alemán y su ministro de Exteriores, Joschka Fischer, defendieron el plan del gobierno alemán y enfrentaron la oposición, tanto del bloque conservador como de sus propias filas, con argumentos fácilmente rebatibles, como que China ha hecho avances en el campo de los derechos humanos.

China “ya no es la que era en 1989” cuando se decretó la sanción y mantener el embargo, teniendo en cuenta que ese país depende su comercio exterior, sería “discriminatorio”, declaró Schröder en su audaz discurso. Su argumento de que con el diálogo se logra más que a través de sanciones, fue utilizado hace años por el canciller Helmut Kohl, y rebatido por la entonces oposición socialdemócrata-verde. A juzgar por las reacciones tanto en los sectores gubernamentales como en la prensa, la credibilidad del ejecutivo alemán no está en su nivel más alto.

Parlamento Europeo en contra

En el Parlamento Europeo en Estrasburgo se ratificó la postura contraria a levantar el embargo a China –con 431 votos a favor, 85 en contra y 31 abstenciones- por no haberse constatado “ningún avance notorio en el ámbito de los derechos humanos y la democracia” en ese país asiático. Por otro lado "deplora que las relaciones con China sólo hayan avanzado en el ámbito comercial y económico", y "manifiesta su máxima preocupación por el gran número de misiles desplegados en el sur de China que apuntan a Taiwán".

El asunto del levantamiento del embargo de armas a China enfrenta también al Parlamento con el Consejo Europeo, pues en diciembre se aprobó trabajar por un levantamiento del embargo. En ese contexto, y en respuesta a los que aseguran que el levantamiento es algo que sólo persiguen Francia y Alemania, Schröder subrayó que la decisión se había tomado por unanimidad. Por su parte, la presidencia de turno de la UE, que ejerce Luxemburgo, quiere levantar el embargo antes de que finalice su mandato el próximo 30 de junio. La reciente aprobación por parte china de la Ley Antisecesión, que permite el uso de la fuerza contra Taiwán, ha complicado las cosas.

Estados Unidos a la defensiva

Al otro lado del Atlántico, los parlamentarios estadounidenses se sumaron a la fuerte crítica que este proyecto del eje Berlín-París ha suscitado en el gobierno de Washington. En caso de que la Unión Europea decidiese levantar el embargo de armas contra China, Estados Unidos tendrá que revisar sus relaciones con Europa en cuanto a la seguridad, así lo declaró el presidente del comité para Relaciones Internacionales, Henry Hyde. Analistas, sobre todo los del otro lado del Atlántico, hablan ya de la siguiente crisis en las relaciones con Estados Unidos, cuando aún no han acabado de sanar las heridas de la anterior provocada por la guerra contra Irak. La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, declaró que un levantamiento del embargo sería “la señal equivocada en el momento equivocado”.

Aunque las palabras del canciller Schöder hayan sido muy claras en cuanto a que “Alemania no quiere, ni puede ni va a vender equipo bélico a China”, sí podría vender los llamados productos de uso dual, como tecnología, maquinaria y repuestos. Para nadie es desconocido que el presupuesto de defensa de China se ha duplicado en cinco años. Para Alemania y Francia, los principales opositores a la guerra contra Irak, ponerse a China de su lado significaría ganarse un gran amigo comercial, sacando a Estados Unidos del reparto del pastel.