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Religión

Iglesia Católica: algo anda mal en el arzobispado de Colonia

31 de mayo de 2021

El papa Francisco ordenó investigar al arzobispado de Colonia, pero hace tiempo que el problema excede la dimensión de los meros errores de algunos jerarcas de la Iglesia Católica.

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Investidura del arzobispo de Colonia, Rainer Maria Woelki (dcha.), en 2014.
Investidura del arzobispo de Colonia, Rainer Maria Woelki (dcha.), en 2014.Imagen: picture-alliance/dpa

El drama en torno a la situación de la Iglesia Católica en la ciudad alemana de Colonia, y más allá también, sigue vigente. Ahora el Vaticano investiga formalmente al arzobispado de esa ciudad.El cardenal de Colonia, Rainer Maria Woelki, dice que interpreta esa investigación a su arzobispado como una "visitación apostólica”, mas no como una "declaración de desconfianza”. Dios mío.

¿Podría el Papa decirle a un arzobispo "desconfío de ti”? Si así fuera, el sumo pontífice de la Iglesia católica, que posee el poder de un soberano absolutista, podría entonces despedir a sus más estrechos subordinados, y el cardenal Woelki es uno de ellos. Que el Papa es capaz de hacerlo, lo demostró hace pocos meses, cuando perdió la confianza en el cardenal de la curia Angelo Becciu. Pero esa no es la norma.

Los fieles abandonan la Iglesia en masa

¿Y Woelki? ¿Y el arzobispado de Colonia, uno de los más ricos e influyentes de la Iglesia? El Papa no puede, a pesar de todo, ordenar mucho más que una "visitación apostólica”. El Vaticano no apeló a esa medida ni siquiera en el caso del exobispo de Limburg Franz-Peter Tebartz-van Elst, que se hizo construir una residencia de lujo. Ese tipo de controles en nombre del Papa son extremadamente poco frecuentes. Y si se observan los ejemplos hasta la fecha, se puede decir que en todas partes la cosa olía mal.

Christoph Strack, periodista de DW y especialista en la Iglesia Católica.
Christoph Strack, periodista de DW y especialista en la Iglesia Católica.Imagen: DW/B. Geilert

En Colonia, el arzobispo, a quien -lo reconozco abiertamente- aprecio como pastor y predicador, ocultó un presunto caso de abuso sexual en el que está implicado un sacerdote hace tiempo conocido por él, y que cuenta con abundancia de testimonios. Pero hay aún más. La confianza en el arzobispado de Colonia se ha perdido. Los fieles abandonan la Iglesia en masa, y los que se quedan hablan abiertamente de su vergüenza. Decenas de sacerdotes han tomado distancia de su arzobispado a través de una carta abierta. 14 de 15 decanos de la ciudad -entre ellos, tanto conservadores como liberales- critican duramente a la dirección del arzobispado. Y el arzobispado más importante de Alemania se encuentra en una situación dramática.

De seguro también hay discusiones sobre reformas, pero los temas principales son la confianza, la responsabilidad y la credibilidad de la dirección espiritual. Y ya ni siquiera se puede hablar de dar el ejemplo. Sin embargo, quien vota a favor del retiro de Woelki, se queda corto. Hay mucho más en juego.

El sistema Meisner

La escueta declaración de la embajada del Vaticano en Alemania, de unas cuatro frases, no carece de claridad y, a pesar de eso, sigue siendo lo suficientemente poco clara como para dejar margen a especulaciones. Habla de una "situación pastoral compleja” en el Arzobispado de Colonia, y de "eventuales errores”. Y, en lo tocante a los eventuales errores, nombra -en ese orden- al cardenal Woelki, al arzobispo de Hamburgo, Stefan Heße, a los obispos auxiliares de Colonia Dominikus Schwaderlapp y Ansgar Puff. Estos tres últimos ya habían ofrecido su renuncia al Papa hace dos meses y medio, y todavía esperan una decisión.

Pero aquí no se trata simplemente de cuatro clérigos de alto rango. Se trata de cuatro jerarcas eclesiásticos que forman parte de un sistema. Dado que todos ellos provienen del arzobispado de Colonia, donde hicieron carrera bajo el predecesor de Woelki, el cardenal Joachim Meisner, un ícono del catolicismo conservador más reaccionario, son representantes del "sistema Meisner”. Todos se comprometieron activamente, como sucesores, a limitar los daños, o al encubrimiento. Y el "sistema Meisner”, para el cual los perpetradores de abusos eran "hermanos en la niebla” -y el mismo era evidentemente el que lanzaba esa neblina- es un sistema similar a los que existen en muchos países del mundo católico, y siempre han existido.

Francisco comienza a poner orden

Esas son las cuestiones sistémicas fundamentales que se deben tratar. Si el Papa sanciona una y otra vez, desde hace meses, a obispos en Polonia, el país modelo de la fe católica y la ideología de la jerarquía eclesiástica, eso es el mejor ejemplo de que Francisco está empezando a poner orden. Pero esas sanciones por sí solas no cambiarán el sistema ni las estructuras. En Chile, el Papa ordenó un poco las cosas, y también en México y Perú, así como en algunos países de Europa, Asia y África. Los "castigos” son, casi siempre, la renuncia a apariciones oficiales, una donación a organizaciones de víctimas de abusos, la pérdida de privilegios personales especiales, como los monumentos funerarios en la iglesia del episcopado. Aquellos que critican desde hace tiempo a Francisco -los medios reaccionarios de la Iglesia en EE. UU. y en Alemania- no lo difunden.

Pero la cuestión de las estructuras en la Iglesia Católica se vuelve cada vez más urgente. ¿Con cuánta honestidad trata la Iglesia temas como la violencia sexual, el poder clerical, sus abusos y perversiones? Y por eso, entretanto ya muchos católicos ven sumamente necesaria una actitud diferente de la Iglesia con respecto al liderazgo espiritual, a la sexualidad, a los derechos de las mujeres y a la homosexualidad.

El Papa quiere debatir las estructuras fundamentales de la Iglesia

En Pentecostés, el papa Francisco, de 84 años, señaló cuál es la perspectiva de la Iglesia en los próximos dos años e impuso tareas vinculantes, todo un hito en realidad. En todo el mundo, muy pronto las conferencias episcopales llevarán a cabo sínodos nacionales, o "caminos sinodales”, es decir, procesos conjuntos de debate con obispos y laicos. Es decir, algo como lo que ya existe en Alemania desde 2019, por lo cual son criticados los obispos, y no solo por cardenales de la curia. Desde el anuncio del Papa, algunos obispos estadounidenses injurian a la Iglesia alemana, acusándola de deslizar a toda la Iglesia católica hacia un cisma. Eso demuestra la gravedad del asunto.

Francisco planea debatir en 2023 acerca de las estructuras fundamentales de la Iglesia en Roma. En caso de que el resultado sea que todo sigue igual, como hasta ahora, tampoco importará quién dirija el arzobispado de Colonia, cómo lo dirija, ni cómo trate a las católicas y católicos. Si es que todavía quedan muchos.

(cp/ers)

Abusos en la Iglesia - Críticas a cardenal