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Conversaciones: ¿cuándo y cómo terminarlas?

Alexander Freund
4 de marzo de 2021

En tiempos de pandemia necesitamos conversar. Pero comenzar una conversación es a veces difícil, y terminarla lo es más aún, según un estudio de Harvard.

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Early Bird Networking | DW Global Media Forum 2019
Imagen: DW/P. Böll

En tiempos de cierre de la vida pública en Alemania y en otros países, conversar se ha vuelto una actividad casi extraña. Pero, no importa si nos encontramos con alguien en la calle, en una fiesta, hablamos simplemente del tiempo, o si hablamos con amigos entrañables, las conversaciones parecen no terminar nunca para satisfacción de los participantes.

De hecho, es a menudo difícil iniciar una charla y desarrollarla, y también terminarla de manera adecuada, según un estudio de investigadores del comportamiento de la Universidad de Harvard.

En dos estudios paralelos, los científicos se enfocaron en 932 conversaciones. En el primer estudio hablaban dos personas que no se conocían, y en el segundo, dos conocidos. Las conversaciones podían terminarse cuando se quisiera. Solo se investigó cuándo y cómo terminaban.

Finalmente, se le preguntó a una de las voluntarias qué pensaba cuando finalizó la charla. ¿Cuándo le hubiera gustado terminarla? ¿Cuándo terminó en verdad? ¿Cuándo le hubiera gustado a la otra persona ponerle fin?

¿Está todo dicho?

El resultado fue tan claro como sorpresivo. No importa si se trata de alguien conocido o desconocido; las conversaciones no terminaron casi nunca en un punto en el que los participantes lo deseaban, según el estudio, publicado en la revista especializada PNAS. Ya sea una plática banal con un desconocido, o un diálogo profundo con una persona de confianza, cerca del 70 por ciento de los participantes dijeron que les hubiera gustado terminar antes de hablar con la otra persona.

En las conversaciones se expresa un vínculo social. La comunicación es una de las actividades más humanas. Sin embargo, durante este estudio, los interlocutores apenas tenían una idea de cuándo la otra persona quería finalizar el diálogo, ni de cuán diferentes podía ser su deseo del de su contraparte. Hasta con una persona de confianza, a la que suponemos conocer.

Casi la mitad de los participantes hubiera deseado que la charla fuera un 25% más larga o más corta de lo que fue.

De acuerdo con la investigación, las conversaciones terminaron en el momento deseado por ambas personas en solo el 1,59% de los casos. Un 46,8% de las charlas continuaron, a pesar de que uno de los interlocutores hubiera querido que finalizara hace mucho. Y solo en el 9,52% de los casos, la charla acabó aunque ambos hubieran querido platicar más.

Citas por Internet en la pandemia

Ocultamos nuestros sentimientos por amabilidad

El motivo de esta apreciación tan diferente de las situaciones de diálogo está, según los investigadores, en "un clásico problema de coordinación que los seres humanos no sabemos cómo solucionar, porque para eso necesitamos informaciones que, por lo general, nos ocultamos mutuamente. En consecuencia, la mayoría de las conversaciones parecen terminar cuando nadie quiere que eso suceda”.

Tenemos por costumbre ocultar nuestros verdaderos sentimientos por amabilidad durante una charla. El otro no debe notar que no nos sentimos cómodos ni que nos aburrimos, explican. De ese modo, preservamos la relación con los demás.

Lo que es decisivo en esto no son los propios sentimientos, sino que en una conversación intentamos anticipar los posibles deseos de nuestra contraparte. Eso es lo que hace tan difícil para ambos hallar el momento justo de terminar el diálogo.

Para poder finalizar la situación de diálogo sin dañar la relación, usamos a menudo razones inventadas, como: "Me tengo que ir, lo siento, tengo una cita”. Una frase que no siempre es verdad, pero que facilita la despedida.

(cp/ers)