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Constanza - Estudiar en la ciudad

15 de diciembre de 2010

¿Pequeña, joven y provincial? Sí. Y sus 10.000 estudiantes saben valorar estos rasgos de la universidad-campus de Constanza: su biblioteca está siempre disponible.

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Zona peatonal de Constanza.Imagen: picture-alliance / Helga Lade Fotoagentur GmbH

Meter un poco de baza entre las grandes es algo que la universidad de Constanza siempre ha querido. Desde un principio y en privado –aunque no sin una sonrisa–, los profesores la llamaron “la pequeña Harvard junto al Lago Constanza”. Y es que Constanza no puede competir ni con el presupuesto millonario ni con el renombre de Harvard.

Innovadora en lugar de tradicional

Los profesores e investigadores de Constanza tienen motivos para estar orgullosos de su pequeña universidad-campus. En este centro de enseñanza ubicado en la montaña, entre bosques y prados, se respira todavía cierto aire de rebeldía como el que circulaba en los años sesenta, haciendo que la institución parezca a veces un grande y colorido parque infantil. Se apostó por lo moderno cuando, en 1966, un puñado de profesores visionarios fundó la Alma Máter con talante reformador. No solamente el concepto de investigación debía organizarse de otra forma y ser más abierto que en las universidades tradicionales; también en los edificios debía reflejarse el nuevo espíritu de Constanza.

Universidad de élite

Puede que caigan goteras del techo en una u otra aula durante el invierno y que la paleta de colores aplicada a la arquitectura sea una de acentos fuertes y recargados, en abierta contradicción con las tendencias contemporáneas que han impuesto el gris y el negro como los tonos de mayor actualidad. Pero si una institución sabe lo que implica modernidad e innovación, esa es la universidad de Constanza, sobre todo en lo que a contenidos se refiere: en ella ha progresado el concepto de pequeños seminarios, puertas y oídos abiertos por parte de los profesores y un campus como punto de encuentro de todas las especialidades. Desde 2007, la universidad de Constanza pertenece al selecto círculo de las nueve “Universidades de Élite” de Alemania. La inyección económica que eso comporta para la investigación, además de los fuertes ingresos por tasas universitarias –en 2008, 500 euros por semestre–, hacen que estudiar en Constanza sea una experiencia agradable: nuevos coloquios, más plazas para alumnos de doctorado y posibilidades de obtener ingresos adicionales como asistente en alguna de las muchas plazas son las consecuencias positivas.

El núcleo: la biblioteca

El núcleo de la universidad de Constanza es su biblioteca. Se halla en el centro del campus y forma parte de las bibliotecas de libre consulta mejor equipadas de Alemania. La gran ventaja: en lugar de solicitar los libros de forma laboriosa a través del catálogo informático, en Constanza sencillamente se va a la estantería y allí se encuentran todos los libros alusivos al tema buscado. Además, las 24 horas del día. Quien prefiera estudiar en casa, puede darse de alta en el centro de cálculo y acceder al catálogo completo, revistas y bases de datos desde su propio ordenador.
En época de exámenes, sin embargo, la universidad es “el lugar para estar”. En cualquier lugar en medio del caos del intrincado campus se puede uno organizar sosegadamente y en medio de las reflexiones sobre teorías científicas dejar vagar los pensamientos sobre el Lago Constanza. El atrio de la universidad sirve además como aula ampliada y extraoficial: mientras se toma un té o un café se puede discutir sobre los trabajos a realizar o sencillamente intercambiar los últimos cotilleos de la universidad.

Autor: Elena Singer

Editor: Rosa Macías