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Confesiones en Guantánamo

Emilia Rojas Sasse15 de marzo de 2007

Un alto dirigente de Al Qaeda detenido en Guantánamo se atribuyó la organización de los tentados del 11 de septiembre de 2001, entre otros crímenes. En Alemania se pone en duda el valor de tales confesiones.

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Las alambradas de Guantánamo siguen arañando la imagen de Estados Unidos.Imagen: AP

Khalid Sheikh Mohammed, un pakistaní detenido en 2003 en su país y luego entregado a Estados Unidos, es uno de los cabecillas de Al Qaeda y se lo considera uno de los prisioneros más relevantes de Guantánamo. Las declaraciones que formuló en un interrogatorio el pasado fin de semana y que ahora ha dado a conocer el Pentágono confirman a primera vista su peligrosidad: para comenzar, se atribuyó haber organizado "de la A a la Z" los fatídicos atentados del 11 de septiembre del 2001. Además, dijo haber tenido responsabilidad en el atentado de Bali y en numerosos otros crímenes, incluyendo el asesinato del periodista Daniel Perl. Y hasta asumió la autoría del primer atentado contra el World Trade Center, cometido en 1993.

Preguntas y más preguntas

Chalid Scheich Mohammed gesteht Anschlag 11. September 2001
Khalid Sheikh Mohammed, poco después de su detención en Pakistán.Imagen: AP

¿Demasiadas confesiones? ¿Jactancia terrorista? ¿Delirio o realidad? Preguntas como éstas son las que surgen en un primer momento al leer el documento del Pentágono. Pero, acto seguido, se plantean otras, de mayor relevancia: ¿Por qué se interrogó ahora al detenido, 4 años después de su captura? O, mejor dicho, ¿por qué se consideró oportuno entregar ahora tales declaraciones a la opinión pública? Y hay más interrogantes: ¿fueron estas confesiones producto de la tortura?

El cúmulo de aspectos turbios en esta historia hace que la atención se vuelque más hacia los interrogadores que hacia el interrogado. En Alemania, el tenor de gran parte de los comentarios de prensa puede resumirse en una simple constatación: las confesiones de Khalid Sheikh Mohammed no serían aceptadas por ningún tribunal. Es decir, no tienen valor procesal en un Estado de Derecho.

"Satanás en persona"

En la esfera política alemana las reacciones han sido escasas, pero no nulas. El político de Los Verdes Hans Christian Ströbele, del ala izquierda del partido, manifestó considerables dudas sobre el valor de las declaraciones en cuestión. "Hay informaciones según las cuales, tras su detención, Sheikh Mohammed no sólo fue retenido durante años en cárceles secretas y maltratado, sino que fue duramente torturado. En parte tan duramente que no podía caminar y había perdido por completo la orientación", indicó Ströbele al periódico Süddeutsche Zeitung. "Él seguramente habría admitido ser Satanás en persona", concluyó.

Die deutsche Justizministerin Herta Däubler Gmelin
Herta Däubler-Gmelin.Imagen: AP

También la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento alemán y ex ministra de Justicia, Herta Däubler Gmelin, puso en duda las confesiones de Sheikh Mohammed. "En este caso, una institución militar hace público lo que le conviene", señaló la política socialdemócrata. Además, criticó los tribunales militares especiales, puntualizando que "una corte debe ser independiente y no una repartición del Pentágono".