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¿Puede un muro salvar la isla de Tangier?

Sandy Hausman
27 de noviembre de 2018

La isla de Tangier podría desaparecer por la erosión y el aumento del nivel del mar, pero la mayoría de sus residentes no creen en el cambio climático. Y esperan que Trump construya un muro para salvarlos.

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El puerto de la isla de Tangier, en Virginia, Estados Unidos, al atardecer.
Imagen: DW/Sandy Hausman

Tangier es una isla pantanosa situada en la bahía de Chesapeake, un amplio estuario a unos 145 kilómetros al sur de Washington D.C. Se tarda una hora en barco para llegar a la isla, de tan solo tres kilómetros cuadrados (300 hectáreas).

En los últimos 240 años, esa lejanía ha permitido el desarrollo de una cultura propia. Apenas 500 personas habitan la isla, la mayoría, cristianas conservadoras. Hablan un dialecto que no existe en ningún otro lugar del mundo. No tienen servicio de telefonía móvil y la mayoría se desplaza a pie, en bicicleta o en carrito de golf.

Tangier ha sobrevivido durante siglos a los huracanes, y sus residentes a las epidemias, de modo que están acostumbrados a los desastres. Sin embargo, los científicos creen que la isla podría desaparecer pronto. Desde mediados del siglo XIX, Tangier ha perdido dos tercios de su superficie a causa del agua.

Al acercarse a la isla, su vulnerabilidad es evidente. Los edificios y árboles a lo largo de la orilla parecen apoyarse directamente en el agua. Con marea alta, el agua se eleva desde las alcantarillas e inunda calles y jardines.

El alcalde de Tangier, James Eskridge.
El pescador de cangrejos azules y alcalde de Tangier, James Eskridge, espera que el presidente Trump salve la isla.Imagen: DW/Sandy Hausman

El Servicio Geológico de Estados Unidos considera que el cambio climático es la causa del aumento del nivel del mar. Asimismo, algunos científicos incluso creen que la isla podría desaparecer, pero los lugareños insisten en que la culpa es únicamente de la erosión.

"Es posible verlo, especialmente después de las tormentas”, afirma el alcalde James Eskridge, de 60 años, "pero no vemos un aumento en el nivel del mar”.

Dwayne Crockett, de 40 años, profesor de historia de la escuela secundaria, está de acuerdo. Cita la Biblia para apoyar su creencia de que la elevación del nivel del mar no es un factor en los problemas de Tangier.

Después de que Noé y sus animales sobrevivieran en el arca, dice, "el Señor prometió: '¡Nunca más destruiré la tierra con un diluvio!'”. Crockett y Eskridge también recuerdan haber jugado en calles y jardines inundados cuando eran niños.

"La erosión siempre ha sido nuestra gran preocupación”, explica Crockett. "Recuerdo que cuando era pequeño, la parte occidental de nuestra isla fue arrasada a un ritmo alarmante, amenazando nuestra pista de aterrizaje y nuestra planta de tratamiento de aguas residuales. Finalmente, conseguimos que el Estado construyera un dique en el oeste, que, gracias a Dios, detuvo la erosión de esa área en un cien por ciento”, explica.

Trump al rescate

Ahora, Crockett lucha junto con el alcalde por la construcción de un muro que rodee la isla, y tienen de su lado a un aliado sorprendente: Donald Trump. El canal de televisión CNN visitó recientemente Tangier y entrevistó a Eskridge sobre el fuerte apoyo que los votantes locales le dieron a Donald Trump en 2016, más del 85% de la población lo apoyaron.

"¿Qué le diría al presidente?” preguntó CNN a Eskridge. "Dígale que lo quiero como a un miembro de mi familia”, respondió Eskridge.

Trump vio por casualidad el programa de televisión y quiso hablar con este apasionado fan. "En ese momento, yo estaba pescando cangrejos”, recuerda Eskridge. "Era lunes por la mañana y mi hijo vino a buscarme. Me dijo que tenía que ir a casa porque el presidente quería hablar conmigo. Le dije: ‘¿El presidente de qué?'”, recuerda el alcalde.

Un jardín bajo el agua.
Los jardines inundados durante la marea alta son muy frecuentes en la isla de Tangier.Imagen: DW/Sandy Hausman

Eskridge pensó que alguien le estaba tomando el pelo, pero poco después pudo hablar directamente con Donald Trump, quien le hizo vagas promesas de apoyar su proyecto. Desde entonces, Eskridge se ha reunido con tres miembros de la administración Trump y ha recibido a expertos del Cuerpo de Ingenieros del Ejército. También ha hablado con periodistas de 22 países, con la esperanza de mantener la difícil situación de su isla en el centro de atención internacional.

"No estamos hablando solo de un trozo de tierra”, dice Eskridge. "Estamos hablando de familias, una comunidad, una cultura y una forma de vida. Producimos mucho pescado y marisco, y desde la Primera Guerra Mundial hemos tenido mucha gente sirviendo en el Ejército. Entonces nos consideraban importantes, así que espero que sigamos siéndolo”.

"Se puede considerar Tangier como una prueba”, añade Crockett. "Si no es posible salvar una pequeña isla de 450 habitantes, entonces es una pérdida de tiempo intentarlo en grandes ciudades como Nueva York o Boston”, defiende.

Los amantes de los animales también han alzado la voz. Para ellos, se trata de salvar un hábitat importante. "Es un área maravillosa para la vida silvestre”, enfatiza Jim Gott, propietario del Bay View Inn. "Este es un importante lugar de descanso para aves migratorias y mariposas. La pérdida de la isla sería devastadora para estas especies”, aclara.

El estado de Virginia recientemente acordó construir un simple muro de piedra para proteger el puerto de Tangier, un proyecto que ha sido discutido durante casi 20 años. Se espera que el dique cueste solo tres millones de dólares estadounidenses, pero el precio de un muro sofisticado para rodear toda la isla sería mucho más caro. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército ha solicitado fondos para realizar un estudio de viabilidad y del gasto real.

¿Cambio climático o solo erosión?

"El área ha estado sujeta a tormentas más frecuentes e intensas”, cuenta Jill Bieri, bióloga marina de la ONG Nature Conservancy. "Tangier está sintiendo todos los efectos de esto”. Su propuesta sería proteger la isla de las olas destructivas con la ayuda de arrecifes de ostras artificiales, estructuras submarinas de hormigón a las que se adhieren los bivalvos, creando una barrera natural. La erosión también podría minimizarse alisando la orilla y plantando especies tolerantes a la sal o bombeando arena desde el fondo de la bahía de Cheseapake para rellenar la isla.

Pantanal con casas al fondo.
Todavía quedan tres kilómetros cuadrados de isla, pero la mayor parte de la tierra es pantanosa.Imagen: DW/Sandy Hausman

A pesar de todo, nadie está seguro de si Tangier puede salvarse o por cuánto tiempo. "La tasa de erosión está aumentando”, dice Bieri. "Esto se debe al aumento del nivel del mar, y aunque no puedo decir si un muro protegerá o no la isla, no creo que a largo plazo nada hecho por el ser humano pueda protegernos de lo que sucederá de forma natural en las zonas costeras”, lamenta.

De momento, los isleños consiguen superar las adversidades de las inundaciones. El comienzo de la escuela se retrasa a menudo. Desplazarse de la isla podría ser un reto, según la mesonera Maureen Gott. Cuando ella y su esposo compraron su propiedad hace siete años, desconocían con qué frecuencia se enfrentarían a las inundaciones.

"Depende de la luna, si hay luna nueva o luna llena, de la dirección y de la velocidad del viento. Si hay tormenta o no”, explica. Incluso cuando un huracán no golpea la zona directamente, las fuertes lluvias en la región hacen que los ríos se desborden y desemboquen en la bahía de Chesapeake, lo que también causa problemas en Tangier.

En un tono más alegre, añade que el incierto futuro de Tangier ha hecho que más turistas lo visiten. Alex Shtogren vino de Baltimore para pasar un fin de semana, intrigado por la antigua e inusual forma de vida de la isla. "Quería verlo mientras existe”, confiesa. "La gente dice que es la zona cero del cambio climático, así que sentí que era ahora o nunca”.

(AR/CP)

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