Finalizó el Mundial Femenino para Colombia
3 de julio de 2011En el estadio de Sinsheim, en la provincia alemana, las colombianas pretendieron desafiar el poderío futbolístico de Estados Unidos, número 1 en el escalafón internacional de selecciones de mujeres, y se encontraron chocando contra sus propias debilidades, las que al cierre de una amarga jornada el entrenador Ricardo Rozo, el mismo que proclamó a los cuatro vientos que sus chicas venían a Alemania a disputar la Copa del Mundo, resumió con una contundente sinceridad: “nos falta mucho físico”.
El camino en el Mundial Femenino se acabó para Colombia prematuramente, más temprano de lo que se esperaba y deseaba. Al equipo sudamericano aún le resta jugar un partido en el campeonato, contra Corea del Norte, pero lo que pase allí es competitivamente insignificante, las maletas de regreso a casa ya están hechas.
Héroe y villana
En la cancha sucedió lo que en el papel era obvio que sucedería: la selección más veterana y de mayor promedio de edad dominó a la debutante internacional y tercera más joven en Alemania 2011. Estados Unidos empujó al frente y las colombianas apenas si podían hacer una pausa para respirar; sus contactos con el balón, las escasas ocasiones en las que se lo prestó el equipo rival, eran rechazos a cualquier lado o cobros de faltas en su propio terreno.
Pese a ello fue la selección colombiana la encargada de aportar en la persona de Sandra Sepúlveda a la heroína extraoficial del partido (la oficial fue la estadounidense Carli Lloyd), una chica de 23 años y apenas 165 de altura, una altura que es inusual –para no decir inaudita- para una jugadora que ocupa la portería.
En el minuto 12 a Sepúlveda le encajaron el primer gol: un disparo imparable de Heather O Reilly. A esa altura ya había salvado con sus reflejos y su valentía a Colombia en 3 ocasiones: en el minuto 7, en el 9 y en el 11. Fue la portera la que le permitió a sus compatriotas, con sus atajadas en los minutos 18, 22, 28, 30, 36, 39 y 41 –para destacar sólo las más vistosas- conservar la esperanza de rescatar el partido.
Durante la pausa no había otro tema en el estadio: ¡qué buena es la arquera colombiana! ¡y tan chiquita! ¡y tan temeraria! Pero el oficio del arquero, como luego explicaría el entrenador Rozo, es desagradecido. Sepúlveda, que a lo largo del partido tuvo más de 20 acciones brillantes, se convirtió en el segundo tiempo en la villano de la película y condenó a su equipo, que en el ataque no proponía nada, a una derrota
Así acaban los sueños
En el minuto 50 una excelente combinación estadounidense deriva en un disparo desde dentro del área de Megan Rapione, segundo gol de Estados Unidos en el cual la portera colombiana no lució bien pues el balón entró al arco por allí por donde ella estaba parada. La potencia del disparo, y los meritos ya obtenidos, la eximieron de responsabilidad.
7 minutos y un par de atajadas más tarde no hubo como excusarla, la pelota se le escapó de entre los guantes. Un tiro de Carli Lloyd, uno de los menos difíciles de los muchos que Sandra Sepúlveda despejó con atino, se convirtió en el definitivo 3-0; las estadounidenses crecieron, aunque no anotaron más goles, y las colombianas, derrumbadas moralmente, intentaron lograr lo imposible, que fue previsiblemente imposible por no tener cómo: remontar el resultado adverso.
Sólo quedan las lágrimas
“Yo no me siento ni héroe ni villana, creo que hice algunas cosas bien pero también soy conciente de que cometí el error que acabó con nuestro sueño” contó al final del partido la arquera. Su entrenador lo vio distinto: “si me ponen a escoger entonces prefiero declarar a Sandra héroe, sin ella Estados Unidos hubiera acabado con nosotros mucho antes”.
Pero a la heroína también la golpeó la derrota, en sus ojos rojos, al igual que el de sus compañeras, se adivinó el llanto que expresaba el dolor vivido en la cabina tras sepultar todas las ambiciones con las que se vino a Alemania. El trayecto recorrido por las jugadoras colombianas del vestuario al bus que las llevaría del estadio al hotel asemejaba una procesión fúnebre en la que todos van tristes, llenos de dolor pero con las lágrimas ya agotadas.
Por fortuna para el fútbol femenino colombiano la eliminación del Mundial no es la última página en su historia: “queremos ganar, no se nos dio aquí en Alemania 2011 pero eso no significa que no sucederá en el futuro” se despidió el entrenador Rozo. La afición y los analistas también consideran a Colombia una selección joven y en proceso de maduración a la que le espera un gran futuro.
Autor: Daniel Martínez
Editora: Claudia Herrera Pahl