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Colombia, Chile y Taiwán: el mundo se deshace de las minas

Helle Jeppesen
4 de abril de 2020

Estos explosivos matan a miles de personas al año en todo el planeta. El Día Internacional de Información sobre el Peligro de las Minas honra a quienes remueven estas bombas de tiempo.

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Ana Magali Landazuri arriesga su vida por salvar otras. Ella desactiva minas dentro del marco de la Campaña Colombiana Contra Minas.
Ana Magali Landazuri arriesga su vida por salvar otras. Ella desactiva minas dentro del marco de la Campaña Colombiana Contra Minas.Imagen: Campaña Colombiana Contra Minas

"Las peores son las que están enterradas. Cuando yo me encontré mi primera mina, siendo sincera, sentí mucho miedo, adrenalina y nervios. Lo primero que vi fueron los émbolos. Llamé al líder y él hizo la investigación. Efectivamente, era una mina. Tenía cuatro émbolos, con cables negros y rojos. Era de metal y estaba envuelta en cinta. Y a cinco metros de distancia tenía una batería".

Ana Magali Landázuri es limpiadora de minas y trabaja para la Campaña Colombiana Contra Minas (CCCM), parte de la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersona (ICBL, por sus siglas en inglés). La joven de 26 años proviene de Puerto Asís, en el suroeste de Colombia. "En estos momentos estamos trabajando en una vereda que se llama Bajo Santa Helena, territorio indígena, que lastimosamente fue azotado por el conflicto armado", cuenta a DW.

Igualdad en el equipo

Ana Magali Landazuri, Campaña Colombiana Contra Minas
Ana Magali Landazuri, Campaña Colombiana Contra MinasImagen: Campaña Colombiana Contra Minas

"Como mujer, en el trabajo en el equipo, desempeño las mismas tareas que mis compañeros hombres. Tengo las mismas capacidades que ellos y puedo hacer lo mismo que ellos. La organización nos permite espacios y ejemplos de inclusión. Los hombres no son los únicos que trabajan en este proceso, las mujeres también somos parte y yo soy un ejemplo de ello", explica Ana.

Los días hábiles para el equipo de siete personas, con paramédicos, líder de equipo, supervisor y cuatro limpiadores de minas, están cuidadosamente planificados. Ana Magali y sus colegas trabajan 45 minutos seguidos cada uno. Luego, tienen un descanso de 15 minutos. La concentración es vital para la remoción de minas.

Los equipos trabajan ocho horas al día y, durante los días laborables, viven en un campamento base cerca del área de limpieza. Las misiones de tres semanas con su equipo de remoción de minas son casi la parte más difícil de su trabajo, dicen, pues echan de menos a sus familias. Por el momento, el equipo ha parado temporalmente debido a la pandemia de coronavirus.

40 millones de metros cuadrados de minas

Según la ICBL, Colombia se encuentra entre los países más contaminados con minas terrestres en el mundo, junto a Sudán, Afganistán y Camboya. Nadie puede decir exactamente cuántas minas esconde el terreno en campos, arbustos o en el bosque, a menudo invisibles, cubiertas de maleza. Las innumerables trampas que colocaron los grupos armados durante los cincuenta años de conflicto armado aún hacen que la agricultura y la silvicultura sean peligrosas en las áreas afectadas.

Se estima que más de 40 kilómetros cuadrados están contaminados con minas antipersonales en Colombia. Son 40 millones de metros cuadrados y una tarea gigantesca para quienes remueven las minas. El peligro siempre está presente, pero su motivación es alta, dice Ana Magali Landázuri

"Hago este trabajo humanitario porque puedo ayudar a las comunidades que viven en un campo minado", explica. "Si limpiamos un área de minas, ayudaré a reducir la cantidad de accidentes, permitiré a las personas regresar a sus tierras libremente y sabré que el país ya no pone en peligro la vida".

Más de la mitad de las víctimas son niños

Varias organizaciones nacionales e internacionales trabajan para que Colombia pueda deshacerse de las armas abandonadas: minas terrestres, municiones sin explotar y trampas explosivas. ICBL, con sede en Ginebra, es la organización paraguas de más de 1.200 ONG en alrededor de 100 países. La red fue fundada en 1992 por organizaciones como Handicap International, Human Rights Watch y el Mines Advisory Group. El objetivo común: para 2025, el mundo debería estar libre de minas terrestres.

Más de la mitad de las víctimas de minas terrestres son niños, según demuestran las últimas cifras de la ICBL. Los niños corren un riesgo particular: en muchos países, pueden moverse más libremente y están más al aire libre, por ejemplo, que los animales de pastoreo. Dos tercios de las víctimas de minas terrestres sobreviven a las explosiones con heridas graves y, a menudo, discapacidades permanentes.

"En nuestro último informe, documentamos casi 5.000 víctimas de diferentes tipos de minas terrestres. Sabemos que hubo más víctimas porque no podemos documentar todos los casos", concede Jared Bloch, gerente de comunicación y redes en ICBL y Cluster Munition Coalition (CMC), en Ginebra.

En total, hubo casi 7.000 víctimas de minas en 2018. Y "nuestro informe de 2018 muestra que alrededor del 70 por ciento de las víctimas son civiles. Son casi 5.000 personas asesinadas o heridas por minas", precisa Bloch.

La mayoría de las víctimas son civiles, como estas mujeres en Cachemira.
La mayoría de las víctimas son civiles, como estas mujeres en Cachemira.Imagen: picture-alliance/dpa/R.Parihan

Prohibición de minas: historia de éxito

ICBL fue central para llegar a la Convención sobre la Prohibición de Minas Antipersonales. En septiembre de 1997, la llamada Convención de Ottawa fue adoptada por 89 Estados de la ONU. Unos meses después, la ICBL recibió en Oslo el Premio Nobel de la Paz. A la fecha, 164 estados se han unido al tratado, que entró en vigor el 1 de marzo de 1999.

"Cuando hablamos de los estados firmantes, todos estos estados se han comprometido claramente a detener la producción y distribución de minas, destruir sus propias existencias, prohibir todo uso de minas antipersonales en todo el mundo y hacer cumplir el acuerdo. Y lo más importante, todos se han comprometido a ayudar con la limpieza de minas y la asistencia a las víctimas en las áreas contaminadas", explica Bloch a DW.

Muchos países ya han logrado limpiar sus áreas contaminadas: por ejemplo, Uganda, Montenegro o Taiwán. Chile reportó, a fines de febrero de este año, haber concluido la limpieza de todas las suyas.

Trampas de muerte improvisadas

No son solo tropas gubernamentales las que usan minas. Por unos pocos dólares, se pueden construir trampas explosivas improvisadas y automáticas: se crean armas baratas para grupos armados a partir de una botella de plástico, una jeringa desechable, explosivos y detonadores. Las minas improvisadas son doblemente peligrosas, porque pueden mantenerse activadas durante décadas y son difíciles de encontrar, pues no responden a los detectores de metales convencionales.

"Hemos visto muchas víctimas de estos dispositivos explosivos improvisados ​​en Yemen e Irak. En 2018 hubo más víctimas de estos dispositivos explosivos improvisados ​​que nunca antes", destaca Bloch. No obstante, celebra, el acuerdo de Ottawa también parece tener un efecto en las tropas no gubernamentales. En general, las minas antipersonales están hoy prohibidas en todo el mundo.

Trump quiere usar minas terrestres nuevamente

A fines de enero de 2020, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, levantó la prohibición de su predecesor, Barack Obama, sobre las minas terrestres y anunció que Estados Unidos usaría variantes "inteligentes" en el futuro, que se autodestruirán después de un tiempo.

Protesta contra Trump en Berlín.
Protesta contra Trump en Berlín.Imagen: DW/Nina Werkhäuser

Trump causó indignación mundial. Sin embargo, Bloch, de la ICBL, está convencido de que este anuncio tendrá poco efecto sobre la Convención, así como de que Estados Unidos continuará apoyando a países contaminados con minas terrestres:

"Estados Unidos paga la mayor suma por los programas de acción contra las minas. Financian a personas en Irak, Camboya y en todo el mundo para la limpieza de minas, campañas de concientización y apoyo para las áreas afectadas", dice.

Sin embargo, y aunque aún hay 32 países, entre ellos Estados Unidos, China, Rusia, Irán y Siria, que no han suscrito la Convención de Ottawa, este se considera un acuerdo de desarme exitoso:

"Entró en vigor hace 21 años. En ese momento había entre 15.000 y 20.000 víctimas de minas cada año. Los números del año pasado hablan por sí solos: poco menos de 7.000 víctimas ". Por eso, Jared Bloch, confía en el próximo objetivo: abolir todas las minas antipersonales para 2025. (rml/jov)

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