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Clima mundial: mucho humo

20 de diciembre de 2004

La prensa europea comenta hoy los resultados de la conferencia mundial sobre el clima que acaba de clausurarse en Buenos Aires. Los editorialistas son en su mayoría escépticos.

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Gente delante de un "Arca de Noé" en Buenos Aires: conferencia con escasos efectos.Imagen: AP


El diario alemán de izquierda liberal FRANKFURTER RUNDSCHAU dice: "La noticia llegó en el momento adecuado para desenmascarar a los trapicheros: 2004 fue el año récord de catástrofes naturales, según informaron las empresas de seguros. Sólo que mientras éstas identificaron hace rato a los gases de efecto invernadero como causa principal de ese aumento y llaman a los políticos a hacer urgentemente algo en contra, los aparentemente salvadores del clima se aferraron en su conferencia hasta la aversión a los conocidos rituales. Los norteamericanos y los países de la OPEP no le sacaron el pie al freno, los europeos sólo pudieron imponer una línea mínima de compromisos y los países en desarrollo revelaron no tener prácticamente capacidad de acción, debido a sus diferentes intereses".

Escasos resultados prácticos

EL PAÍS, de Madrid, dice: Con escasos resultados prácticos ha concluido la Cumbre del Cambio Climático de Buenos Aires, en la que han participado 189 países. Los asistentes han analizado el Protocolo de Kioto, que establece una disminución global del 5,2% en las emisiones de gases de efecto invernadero para 2012 respecto de los niveles de 1990. Ese acuerdo sólo afecta a los 39 países más desarrollados, que son los responsables primeros del potencial cambio climático por contaminación.

Se trata de un primer paso cuyo objetivo no es reducir la contaminación, sino, de momento, reducir su crecimiento. El Protocolo entrará en vigor el próximo febrero, tras haberse alcanzado con la firma de Rusia la mayoría necesaria, pero su eficacia se verá muy disminuida por el hecho de que EE UU, el primer emisor de gases de invernadero, no lo ha suscrito. Sin su participación será difícil acercarse a los objetivos de Kioto y también incorporar en el futuro a países con enorme potencial de contaminación, como India o China, no afectados de momento por el acuerdo.

La Unión Europea planteaba la necesidad de estudios preparativos para la nueva fase de acuerdos, tras el año 2012, que habrán de ser más exigentes y afectar a más países. Pero el único compromiso ha sido celebrar una nueva reunión a mediados de 2005 para intercambiar informaciones. India y China llegaron a proponer la prohibición expresa de tratar en esas reuniones de compromisos para los países que no están ahora afectados por las medidas de Kioto. Ha empezado a estudiarse la necesidad de medidas de adaptación a lo que pueden ser los primeros efectos del cambio climático ya en marcha en los países menos desarrollados, llegando Arabia Saudí y otros países productores de petróleo a plantear la inaudita pretensión de recibir compensaciones económicas por una eventual disminución de sus ventas de crudo como consecuencia de los acuerdos anticontaminación.

Es evidente la dificultad de adaptación de la economía y la sociedad a nuevos hábitos de consumo energético; pero no hay más remedio que hacerlo porque ya no hay dudas sobre los efectos de no hacerlo para el futuro del planeta. Al final se ha llegado a un acuerdo de mínimos, que la UE ha aceptado porque no contiene prohibiciones expresas a seguir avanzando en el diseño de nuevas medidas de protección, pero que genera pocas esperanzas para el próximo futuro.

El nombre obliga

El BADISCHE ZEITUNG, de Friburgo, Alemania, opina: "El nombre obliga: Buenos Aires. Pero los resultados de la conferencia fueron magros. A pesar de que los europeos por lo menos lograron mantener al mayor pecador climático, los EE.UU., a la mesa de negociaciones. Apartando todas las frases hechas diplomáticas, queda claro quién ha perdido: el clima mundial".

Hacer añicos el menor compromiso

DE MORGEN, de Bruselas, Bélgica, escribe: "Durante dos semanas, los EE.UU., donde el presidente anti-Kioto Bush fue confortablemente reelegido, no escatimaron costos ni esfuerzos para hacer añicos hasta el menor compromiso en relación con el futuro de la regulación sobre el anhídrico carbónico. Los límites a las emisiones fijadas en el Protocolo de Kioto tienen validez sólo hasta 2012. Luego deben ser tomadas medidas mucho más severas, para evitar que el calentamiento del clima mundial tenga destructivas consecuencias ecológicas, sociales y económicas el próximo siglo. EE.UU., el mayor contaminador del mundo, colocó, en los años 90, durante la era Clinton, la piedra fundamental del Protocolo de Kioto. La reelección de George W. Bush y su dura política energética energética orientada hacia intereses geoeconómicos no son, sin embargo, compatibles con Kioto. Bush resolvió finalmente tirar los acuerdos a la papelera, unilateralmente y despertando las iras internacionales".

Los desafíos del siglo XXI

El diario alemán STUTTGARTER ZEITUNG es menos pesimista: "Indonesia y Nigeria se adhirieron al club de Kioto: un país en el umbral del desarrollo y un país petrolero, un buen augurio. Incluidos deben ser sobre todo países como India, Brasil y China, que avanzan hacia su industrialización con fuertes tasas de crecimiento. Ello no será fácil. De los límites de emisiones se sospecha naturalmente que obstaculizan el crecimiento, más cuando provienen de la Unión Europea, es decir, de un competidor en los mercados mundiales. Por otra parte, justamente esos países no puede tener interés alguno en afrontar los desafíos del siglo XXI con la infraestructura técnica del siglo XX".