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China vs. Japón: rayando la cancha en Asia

Emilia Rojas18 de abril de 2005

Europa mira con preocupación la crisis que atraviesan las relaciones de China y Japón, calificada como la más seria desde el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países, en 1972.

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Prosiguen las protestas contra Japón en China.Imagen: AP

Viejas son las heridas entre China y Japón. Y el hecho de que ahora vuelvan a supurar no es casual. Por mucha indignación que pueda despertar en la población china la publicación de textos escolares nipones en que se ignoran olímpicamente los crímenes de guerra japoneses, es obvio que hay más mar de fondo en este caso. De otro modo no se explica que las autoridades chinas, nada reacias a reprimir cuanta manifestación callejera les incomode, no sólo no hayan intervenido para poner coto a las protestas anti-japonesas de los últimos días, sino que las hayan azuzado indirectamente.

Duldsame Polizisten
La policía militar china permanece impasible.Imagen: AP

Duelo de titanes

En Europa, diversos analistas coinciden en el diagnóstico: China, la gran potencia emergente en Asia, está rayando la cancha ante la otra potencia regional. Por una parte, ello es producto del vertiginoso crecimiento chino, que ha convertido al coloso asiático en un apreciado interlocutor y, sobre todo, en un codiciado comprador de mercancías de todo tipo. Por otra, puede interpretarse como una respuesta a la política del primer ministro nipón, Junichiro Koizumi, quien persigue ahora abiertamente acrecentar la influencia de su país, aventurándose incluso a dar la cara en el plano militar, como lo hizo secundando a George W. Bush en la intervención en Irak.

Las intenciones de Tokio de conseguir un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU tampoco causan gracia en Pekín, donde se observa cómo los países derrotados en la II Guerra Mundial recuperan su autoestima en el plano político internacional. Que Alemania lo haga no molesta mayormente a China, satisfecha de contar con aliados germanos en temas polémicos como el del levantamiento del embargo europeo de armas. Pero con Japón el asunto es diferente.

Repercusiones económicas

Mientras Tokio se esmera por extender su influencia económica al terreno político, China hace lo mismo a la inversa. Y el choque resulta, en cierto sentido, inevitable. Pero, de ahí a que el asunto pase a mayores hay un largo trecho. Un analista de la bolsa de Francfort hizo notar lo ampliamente entrelazados que están actualmente los intereses económicos de ambos países, destacando que ninguno puede tener interés en poner en juego a largo plazo las relaciones bilaterales. Al fin y al cabo, China es el principal socio comercial de Japón y el comercio bilateral creció el año pasado en cerca de un 25%.

No obstante, la actual tensión comienza a inquietar a los mercados. El economista en jefe del Deutsche Bank, el principal instituto financiero privado de Alemania, considera que "si esta crisis se mantiene o acrecienta sería dramático, porque Asia es nuestro motor de crecimiento". Norbert Walter destacó, en entrevista con DW-TV, que Japón está supeditado al mercado chino "para poder salir de la recesión", de modo que un congelamiento por razones políticas constituiría "una catástrofe".