La industria mexicana del chicle, que vivió una debacle en el siglo XX con la irrupción de la goma de mascar plástica, une fuerzas en el sureste del país para recuperar la colecta tradicional de resina e impulsar el valor de su tradición. Su iniciativa no solo genera ingresos, también los ayuda a conservar la selva del Gran Petén, cuna del chicozapote, conocido como el árbol del chicle. (391)