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Cómo mantener el cuerpo y la casa calientes sin arruinarnos

Gero Rueter | Jeanette Cwienk
6 de octubre de 2022

Comienza a hacer frío en Europa y, por lo tanto, también en las casas, oficinas y pisos del Viejo Continente. ¿Cómo seguir ahorrando energía y costes de calefacción sin helarse de frío?

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Mujer abrigada frente a su laptop.
Pasar frío constantemente puede causar daños a la salud.Imagen: Thomas Trutschel/photothek/picture alliance

1. Usar correctamente la calefacción

Primero, se debe considerar qué habitaciones necesitan estar calefactadas. Por eso, el uso correcto de la calefacción, también significa no prenderla todo el tiempo y en todas partes. Cada grado adicional en la temperatura ambiente significa un aumento del seis por ciento en el gasto de energía. Bajando la temperatura en el dormitorio durante el día, por ejemplo, o en la sala de estar durante la noche, se pueden ahorrar costos y energía. Aunque tampoco es sensato, ni económico, apagar la calefacción por completo para poco después volverla a subir: eso hace que las paredes se enfríen innecesariamente y favorece la aparición de moho. 

También es importante cerrar las puertas de las habitaciones, para que el calor no se escape. Para que los radiadores puedan distribuir el aire caliente por todo el espacio, no deben estar cubiertos por muebles o cortinas. Además, es recomendable ventilar los radiadores de vez en cuando, ya que si se acumula demasiado aire en su interior, no calientan eficazmente.

2. Ahorrar calor gracias a un sellado adecuado

Para mantener el calor en el interior, es bueno aislar las ventanas y las puertas. Sellando los marcos de ventanas antiguas con una cinta de espuma o goma, se puede ahorrar alrededor de un siete por ciento de energía de calefacción. Para averiguar si una ventana está bien aislada se puede hacer uso de una vela: si la llama parpadea, significa que todavía hay corriente de aire.

Otra manera de aislar, por lo menos a ratos, es cerrar las cortinas o persianas por la noche. Así no sólo se puede evitar que entren miradas no deseadas, sino también el aire frío.

Una junta en el marco de la puerta, que sirve como barrera para el frío. Y unas cortinas gruesas también pueden ayudar a mantener el calor en el interior.

3. Ventilar correctamente

Ventilar mal hace que se disipe más calor del necesario. Pero sin ventilación, puede acumularse humedad en los espacios: cuanto más alta la humedad y más baja la temperatura ambiente, mayor será el riesgo de que aparezca moho en las paredes y el techo.

Por eso, después de bañarse, ducharse y cocinar, se debe dejar salir el aire húmedo a través de una ventana abierta de par en par, durante cinco o diez minutos. También es recomendable ventilar el dormitorio inmediatamente después de levantarse; siempre con la calefacción apagada, claro.

4. Mantener el cuerpo caliente

El cuerpo humano trabaja constantemente para mantener sus órganos internos y su cerebro a una temperatura de 36 o 37 grados. Si la temperatura del cuerpo desciende, el suministro de sangre a la piel se reduce y con él la liberación de calor. Por eso, a menudo tenemos los pies fríos en invierno. Pero esto se puede evitar fácilmente con la ropa adecuada.

A diferencia de un calefactor, la ropa no suministra calor desde la distancia, sino que mantiene el calor cerca del propio cuerpo. Algunos materiales, como la lana, son especialmente adecuados para esto. La estructura de sus fibras permite que se cree una capa de aire que aísla y evita que se pierda el calor corporal.

Las alfombras tienen un efecto parecido, evitando que el calor se pierda en el suelo. Aunque lo mejor contra los pies fríos son los calcetines y las zapatillas de casa, que los mantienen calientes por todos lados. Y, por las noches, un buen edredón cumple la misma función para el cuerpo entero. 

(ies/rml)