Las mujeres afectadas por una determinada mutación genética tienen una probabilidad de entre el 50 y el 80 por ciento de padecer cáncer. Este riesgo puede precisarse mediante pruebas genéticas. Una amputación preventiva del pecho elimina casi por completo el riesgo de enfermar. Para la detección precoz del cancer conviene someterse a reconocimientos semestrales a partir de los 25 años.