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Burros africanos mueren para que chinos curen su impotencia

Silja Fröhlich
27 de septiembre de 2019

Los burros en África temen por su piel. La creciente demanda china de piel de burro para fabricar cremas está poniendo en peligro de extinción a los asnos, además de quitarle el sustento diario a muchas familias.

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Una familia de la etnia "oromo" con su burro en Etiopia.
Una familia de la etnia "oromo" con su burro en Etiopia.Imagen: picture alliance/WILDLIFE

Los burros son pacientes, inteligentes y valientes protectores. En África, estos animales nunca han sido más valiosos que hoy. En Kenia, un burro cuesta actualmente hasta 20.000 chelines kenianos (175 euros), cuando hace dos años solo costaba 8.000 (70 euros). La razón para que se dispararan los precios es la creciente demanda de piel de burro para producir el producto chino "ejiao”, una gelatina obtenida con la cocción de la piel del asno.

Los chinos creen que el "ejiao” detiene el envejecimiento de la piel y cura la infertilidad y la impotencia. Un kilo de esta gelatina puede costar en China unos 708 euros. La ONG The Donkey Sanctuary estima que dicha industria necesita cinco millones de burros, cada año. Y según la ONU, la población de burros en China se redujo de 11 millones de animales en 1992 a 4,6 millones en 2018. Por lo ello, los chinos buscan ahora suplir la demanda con burros africanos.

Los burros podrían extinguirse hasta 2023

Más de 1000 euros pagan los comerciantes chinos por la piel de un burro. Y Kenia se ha convertido en un centro del comercio de burros durante los últimos tres años. Actualmente existen cuatro mataderos con licencia en el país, en los que se sacrifican 1000 burros diariamente. "Pero las cifras del gobierno de Kenia no coinciden con los datos de los mataderos: de allí salen muchas más pieles que animales registrados”, dice a DW Daniela Schrudde, directora de programa de la Sociedad Mundial de Protección Animal, quien aún no logra establecer qué pasa con la carne de burro que, tradicionalmente, no se consume en Kenia.

Según un informe, más de 300.000 burros kenianos han sido sacrificados por su piel. Este es el resultado de un estudio realizado por la Organización de Investigación Agrícola y Ganadera de Kenia (KALRO). "Si el gobierno no regula la matanza, los burros de Kenia se extinguirán", advierte Monica Maichomo, quien teme que los asnos de ese país puedan desaparecer ya en 2023.

Solo en Kenia, entre el 4 de abril de 2016 y diciembre de 2018, fueron robados  4.000 burros. "Los lugareños han tenido que contratar vigilantes y construir establos al lado de sus dormitorios”, cuenta Maichomo. También en Uganda, Botswana, Níger, Burkina Faso, Malí y Senegal, donde el comercio de burros ya está prohibido, los burros son atacados y desollados, cuenta Alex Mayers, de The Donkey Sanctuary.

En donde un burro es el medio de vida

La pérdida de burros es fatal para la población local, dice la experta keniana Monica Maichomo: "La gente usa burros para transportar bienes y personas, en granjas y para buscar agua. Muchos pagan la educación de sus hijos con lo que un burro les ayuda a producir”. Los programas de cría no pueden resolver el problema. Los burros se reproducen muy lentamente y son susceptibles a ciertas enfermedades, dice Daniela Schrudde, de la World Animal Society. Además, agrega, "ningún Estado en África puede financiar los altos costos que exige la crianza de asnos”. 

El peligro de la desaparición de los burros de África fue tematizado en la III Conferencia Africana de Bienestar Animal, en Addis Abeba, capital de Etiopía, a principios de septiembre. 200 participantes de 27 países le pidieron al Gobierno de Kenia "actuar para evitar la extinción”.

¿Prohibir el comercio de burros?

Las organizaciones de defensa de los animales exigen la prohibición del comercio de piel de burro hasta que se pueda demostrar que es sostenible, tanto para los burros como para sus comunidades dependientes. "La prohibición del comercio de burros ejercerá presión sobre el mercado chino", cree Mayers, de The Donkey Sanctuary. Esto podría conducir a una búsqueda de sustitutos. Un ejemplo son los sustitutos vegetales o de laboratorio.

Sería mejor si las comunidades afectadas se rebelaran contra el comercio de burros, dice Daniela Schrudde y concluye que "en los países donde se ha prohibido, la gente ha dicho: 'La pérdida de los burros limita tanto nuestra vida diaria, que tenemos que hacer algo para proteger a nuestros animales'".

Las cuentas para Maichomo son claras: "China, que es el que compra las pieles de burro a Kenia, se lleva la mayor parte del negocio vendiendo 'ejiao', mientras para la mayoría de los kenianos un burro vivo es más valioso que uno muerto”.

(jov/er)