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Croacia destina diez millones de euros al año para apoyar a sus compatriotas en Bosnia-Herzegovina. Muchos de ellos poseen un pasaporte croata, usan legalmente las oportunidades de trabajo y formación en ese país y ahora esperan poder establecerse en otros países de la Unión. Bosnia-Herzegovina perdería de esta manera parte de sus habitantes, y poblaciones enteras podrían desaparecer a causa de la emigración.