Boicot serbio empaña triunfo de Rugova en Kosovo
24 de octubre de 2004Para la mayoría albanesa de Kosovo, las elecciones parlamentarias fueron un éxito. No sólo porque el partido del moderado presidente Ibrahim Rugova ganó claramente, sino porque la limpieza y calma de estos comicios darán más realce a sus demandas de independencia. Esto ya que, por primera vez desde que la ONU asumió la administración de esa república serbia, la organización de la votación corrió por cuenta de los propios kosovares.
Automarginación serbia
No obstante, el boicot casi absoluto de la minoría serbia arroja sobras sobre el resultado electoral. El hecho de que no se hayan producido grandes variaciones en la correlación de fuerzas no es, en este caso, síntoma de estabilidad y continuidad. Por el contrario. Hace dos años y medio, casi la mitad de los serbios de Kosovo acudieron a las urnas. Esta vez la inmensa mayoría se quedó en casa.
Por una parte, el hecho demuestra la influencia del patriarca Pavle y el primer ministro serbio, Vojislav Kostunica, que llamaron al boicot. Por otro lado, indica que los serbios de Kosovo no han comprendido la gravedad de la situación. Con este boicot electoral, han dejado su destino en manos del gobierno de Belgrado. Un gobierno que no está en condiciones de mejorar su situación. Kostunica tampoco podrá hacer mucho por ellos cuando se negocie el futuro status de Kosovo. Lo más probable es que tenga que consentir una solución que no modifique los límites actuales. Y eso podría significar incluso formar una confederación de tres estados autónomos: Serbia, Montenegro y Kosovo.
Esquivando responsabilidades
El boicot electoral serbio sólo favorece pues a los políticos albaneses. Éstos podrán argumentar que los serbios se han automarginado del debate acerca del futuro de la provincia. En cambio, no cabe esperar una mejora de las condiciones de vida en la región. Porque también los partidos albaneses se han negado hasta la fecha a asumir la responsabilidad política por problemas como el desempleo, la delincuencia y la violencia. Dicha responsabilidad la transfieren por completo a la administración de la ONU y las tropas de KFOR.
Tras estas elecciones se plantea, sobre todo, la pregunta de si el nuevo parlamento será algo más que una mera tribuna para las negociaciones sobre el futuro de Kosovo, que han de comenzar pronto, o si el jefe de la administración de la ONU, Sören Jessen-Petersen, volverá a quedar abandonado ante los problemas concretos.