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Biodiversidad en Alemania: el mito del lobo malo

Jennifer Wagner
22 de octubre de 2018

Los lobos apenas regresan a Alemania y las protestas ya se hacen sentir. No debemos permitir que temores irracionales destruyan el progreso en el camino hacia una mayor biodiversidad, opina Jennifer Wagner.

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Deutschland Wölfe
Imagen: picture-alliance/dpa/blickwinkel/D. & M. Sheldon

En general, los alemanes son grandes amantes de los animales. Las mascotas como los gatos, perros o conejillos de Indias son idolatradas. Pero para la mayoría de los ciudadanos, esta devoción tiene un fin cuando se trata de los "grandes" lobos "malos".

Ahora que los lobos empiezan a regresar a Alemania desde hace algunos años, muchas personas se sienten incómodas, especialmente si creen en las clásicas imágenes de ovejas dulces y suaves despezadas por los afilados dientes puntiagudos de un lobo. Ciertamente nada atractivo. Pero aún así, deberíamos estar contentos de que los lobos se sientan cómodos nuevamente en nuestro entorno.

Jeanette Wagner, DW Bonn - provisorisches Bild
Jennifer WagnerImagen: DW/F. Görner

Desde hace unos 150 años no se veían lobos en Alemania. Ahora, gracias a la estricta protección que no permite cazarlos, han regresado y se están reproduciendo. Pero apenas se empiezan a ver las alentadoras cifras, muchas personas comienzan a mostrar su inconformidad: quienes se oponen a los lobos no solo temen por la vida de sus propios animales domésticos y la de su ganado, sino que algunos incluso temen por su propia seguridad.

Preferible tener perros pastores a matar lobos

Los miedos de criadores de ovejas y cabras no son completamente infundados; después de todo, el lobo es un depredador natural. Sin embargo, los seres humanos no están en su menú, contrariamente a los conocidos cuentos infantiles de hadas. Los lobos prefieren cazar animales que sean más fáciles de atrapar, como ciervos, alces o jabalíes.

El ganado tampoco es su comida favorita, aún cuando ocasionalmente lo ataca. Es por eso que los perros pastores son importantes para los rebaños de ovejas y cabras que pastan cerca de los bordes del bosque, ya que protegen a los animales.

España: criado entre lobos

A fin de cuentas, este es el ciclo de la naturaleza: hay una cadena alimenticia que rige la naturaleza. Así como tenemos que aceptar que jabalíes atraviesen nuestros jardines de flores de vez en cuando, tendremos que acostumbrarnos a que los lobos abandonen el bosque profundo y hagan cosas que no queremos.

De lo contrario, ¿deberíamos nosotros, por temor a que arrebaten a nuestros queridos gatos, perros o animales de granja, inmediatamente volver a disparar a los lobos? ¿O, como formula el anodino lenguaje burocrático alemán, "extraerlos"?

Es normal y comprensible que surjan conflictos cuando animales clasificados como "peligrosos" se asientan cerca de humanos. Pero es posible ajustarse a estos conflictos y solucionarlos, como se puede ver en países donde los lobos y osos nunca fueron eliminados. Deberíamos considerarnos afortunados de que nuestros bosques atraigan nuevamente a tales animales.

Los humanos son la verdadera amenaza

Depredadores salvajes siempre han coexistido en el hábitat humano, no solo en las estepas de África, sino también en Europa del Este o en América del Norte. Una razón por la que muchos turistas viajan a Canadá, por ejemplo, es para poder observar lobos en su hábitat. Algo similar ocurre en Rumanía, donde viven muchas manadas de lobos. Ahí, como en Canadá, las personas no son atacadas por los tímidos animales salvajes, por el contrario. Estos animales son amenazados por cazadores de dos patas: dondequiera que se liberen lobos en Europa, llegan adinerados cazadores extranjeros que, por pura diversión, los cazan.

La verdad, a fin de cuentas, es que a lo largo de los siglos los humanos se han apropiado de la naturaleza, especialmente en Alemania, donde, gracias a su densa población, casi no hay un trozo de tierra que no haya sido "cultivada", como arrogantemente llamamos. Así, las personas han ocupado los campos, bosques y praderas para uso económico, y todo lo que no les conviene y no produce dinero debe desaparecer.

Aún así, no debería ser tan simple, ya que la biodiversidad también tiene un gran un valor. Es por esto que todavía tenemos que aprender a convivir los unos con los otros: humanos, plantas –hasta las que llamamos mala hierba– y animales salvajes. Una vida junto con los lobos sí es posible. Incluso en Europa occidental.

(few/lgc)

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