"No todo el mundo se puede dar el lujo de estar en casa, la reclusión es un privilegio", dice Juan Villoro en entrevista con Pía Castro sobre la forma de confinamiento en México, lo que ya habla mucho de cómo vive la sociedad ahí. Muy similar a lo que sucede en otros países de América Latina, con la diferencia de que en México hay una mala estrategia de comunicación.
Al comienzo de la pandemia, el presidente López Obrador pedía a la gente no dejar de salir y, en todo caso, protegerse con santitos. "México es un país donde los símbolos son más importantes que la realidad", dice Villoro, describiendo que no hay nada más que hacer en la pandemia, que rezarle a la suerte. Por actos como este, el presidente mexicano es odiado o amado, no hay puntos medios, "ha sido víctima de la tentación de dividir a la población".
Sin embargo, lo más grave que sucede en el país, es una criminalidad que no baja, una verdadera "pandemia del hambre", la desigualdad socioeconómica y encima de todo esto, un proyecto de un tren turístico que corta una reserva natural y aplasta comunidades indígenas. "El gobierno ha desentendido el llamado de los pueblos originarios", dice Villoro.