Alemania atrae inversores chinos en Expo Shangai

Con gran despliegue de fuegos artificiales, juegos acuáticos y rayos laser se inauguró la Expo 2010 en Shangai. Acudieron personalidades de la política, la economía y el espectáculo. Este sábado se abrirá al público la Exposición Mundial, que podrá visitarse hasta el mes de octubre.

Alemania está representada en la Expo Shangai con un pabellón de 6000 metros cuadrados, el más grande y más caro de todos los tiempos, con el lema “Una ciudad mejor para una mejor calidad de vida”. Pronto vivirá una de cada dos personas en una megaciudad de millones de habitantes, y Shangai ofrecerá conceptos sostenibles para enfrentar esa tendencia. Pero cuanto más se acercaba la Expo Shangai, más claro quedaba que a muchos de los participantes sólo les interesa una cosa: asegurarse una tajada del mercado chino.

Cultura y tradición chinas dan la bienvenida

El símbolo de la Expo Shangai es el pabellón chino, una construcción gigantesca de color rojo apoyada en cuatro columnas que representa una corona y un cesto de cereales tradicionales. Son los símbolos de un Gobierno que cuida bien de sus súbditos. El punto culminante del espectáculo chino es una pintura de 1000 años de antigüedad transformada en cinta fílmica, en la que hasta puede verse a los huéspedes de una posada mover sus varitas al comer.

“Se trata de una versión del cuadro ‘Escenas junto al río en la Fiesta de los Antepasados', que tiene 128 metros de largo y 6 metros y medio de altura. Se realizó con proyecciones y animación. El sonido proviene de una de las escenas de la pintura, en la que dos pescadores se encuentran para ir a beber a la taberna. Como esa, se extrajeron otras historias mínimas de la obra”, explica una de las guías chinas de la exposición.

Pabellón alemán: “Ciudad en equilibrio”

El lema de la Expo Shangai es “Una ciudad mejor para una mejor calidad de vida”, y el anfitrión quiere dar el ejemplo: China duplicó con motivo de la Exposición Mundial su red de transporte subterráneo a 420 kilómetros, construyó su primer terminal de aeropuertos con conexión al metro y a los trenes rápidos, plantó incontables árboles y flores, más del 90 por ciento provenientes de China. Y los primeros ensayos demostraron que el pabellón alemán es uno de los más interesantes.

“Ya hubo demoras de más de dos horas para ingresar al pabellón alemán”, cuenta Marion Conrady, del pabellón alemán. “Y cuando lo veían por dentro, nos felicitaban por nuestra creatividad y nuestra pasión por lo lúdico”. El pabellón alemán presenta la vida cotidiana en Alemania, con sus huertos familiares y sus platos típicos de cerdo con chucrut, con un toque muy vital. Al final de la recorrida hay una central energética en la que los visitantes pueden manejar las luces de una enorme bola lumínica por control remoto. Hay animadores que alientan al público a participar y formar una ‘comunidad armónica'.

Armonía alemana: ¿un problema para el Gobierno de Pekín?

El Gobierno central chino también habla de una “sociedad armónica”. ¿Se podría producir un problema por el lema de la exposición alemana? De acuerdo con Marion Conrady, “siempre es problemático emplear un término en otro idioma, ya que se debe encontrar un concepto que todos entiendan. Para nosotros, la palabra ‘armonía' no tenía connotaciones políticas, sino que tuvimos la sensación de que encajaba con nuestra idea de ciudad en equilibrio, o, si se quiere, ciudad en armonía”.

En el mundo occidental, se cree que el tenor político de la Expo Shangai es mucho menor que el de los Juegos Olímpicos de hace dos años. Pero no faltan los problemas. La policía está reforzando la vigilancia ante posibles protestas. Y, aunque casi todos los expositores pregonan tecnologías sostenibles para una mejor calidad de vida, cabe preguntarse cuánto de todo eso perdurará.

“Cuidar el medioambiente es caro. Y creo que aquí se demuestra por primera vez que con métodos sostenibles también se puede ahorrar dinero. Esa será la conclusión decisiva de la Expo, al menos, eso espero”, dice Brigitte Wolf en el pabellón alemán.

La Expo Shangai es la mayor campaña publicitaria para los potenciales clientes chinos, y los participantes ofrecen los productos de sus países en todo su brillo. El mercado chino es la razón por la cual muchos países pagan sumas exorbitantes para poder exponer, como Alemania, que desembolsó 50 millones de euros. “La Expo es buena para Shangai porque atrae a inversores extranjeros. Nuestra ciudad se enriquecerá gracias a eso”, puntualiza un ciudadano en la sede china de la Exposición Mundial 2010.

Autora: Astrid Freyeisen/ Cristina Papaleo
Editora: Emilia Rojas-Sasse