1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Alemania – Argentina: emociones históricas

29 de junio de 2010

El partido Alemania – Argentina, en cuartos de final de Sudáfrica 2010, será el sexto entre ambos países en un Mundial. DW-WORLD resume las emociones que quedaron en el recuerdo de los cinco enfrentamientos previos.

https://p.dw.com/p/O6Ft
Aquel partido de epopeya, en el Mundial de 2006.Imagen: AP

El más reciente enfrentamiento entre las dos naciones se escenificó en Múnich el pasado mes de marzo, entonces el equipo de Diego Armando Maradona, con un gol de Gonzalo Higuaín producto de un error del portero Rene Adler, se alzó con el triunfo por marcador de 1-0. Pero ese era un juego amistoso, de los que Argentina ha ganado suficientes (6); en grandes torneos el país suramericano sólo ha logrado derrotar a Alemania en una ocasión (1986), el resto han sido empates (2, incluido el obtenido en la Copa Confederaciones 2005) o perdidas (3).

Flash-Galerie Fußball Duelle Deutschland Argentinien
Las selecciones de Argentina y Alemania, en el Mundial de 1990.Imagen: picture alliance/dpa

Berlín. 30 de junio del 2006

Sudáfrica parece ser un dèjá vu de lo acontecido hace cuatro años, cuando ambos países cruzaron sus caminos también en cuartos de final del Mundial. El partido del 2006 ofreció todo lo que se espera de un compromiso de esta categoría: drama de principio a fin con Argentina en ventaja y Alemania igualando a apenas 10 minutos del final; un alargue que no definió al ganador; la lotería de los tiros penaltis que el portero germano Jens Lehmann decidió a su favor gracias a la ayuda de un papelito; y al final una trifulca con graves consecuencias para la selección anfitriona.

Pero el principal protagonista de esa tarde de verano en Berlín fue un papelito, una hoja de una libreta de apuntes de un hotel que contenía una lista de los jugadores que iban a cobrar los penaltis con recomendaciones al arquero sobre qué hacer y a dónde lanzarse. La ayuda sirvió, el portero Jens Lehmann detuvo dos cobros, a Roberto Ayala y Esteban Cambiasso, y Alemania alcanzó su paso a semifinales en el Mundial celebrado en su país.

La otra escena inolvidable fue la pelea entre argentinos y alemanes al final de la serie de penaltis; los argentinos, provocados por Tim Borowski que les hizo un gesto de guardar silencio, quisieron tomar revancha y atacaron –confundidos por el parecido físico- a Per Mertesacker, lo que desencadenó un tumulto en el que volaron puños, patadas y empujones. La cuenta la pagó al final Thorsten Frings, quien fue suspendido por la FIFA luego de que las imágenes de televisión lo mostraran dándole un “directo de izquierda” a Julio Cruz.

Roma, 8 de julio de 1990

Otro dèjá vu de lo acontecido cuatro años antes, Alemania y Argentina repetían la final del Mundial de México, pero esta vez la suerte no acompañaría a los suramericanos pues los europeos anotarían en el minuto 85 un penalti (1-0) que les daría el titulo. Los que conoce la historia desde adentro, gente como Paul Breitner y Pierre Littbarski, cuentan hoy que Lothar Matthäus, designado para este tipo de cobros, se acercó a Andreas Brehme y le dijo “hazlo tú, yo no puedo, no me siento bien, no tengo los nervios”; Brehme los tuvo e introdujo el balón por el ángulo inferior derecho del arquero Sergio Goycochea.

Deutschland gegen Argentinien WM 1986
Rudi Völler anota en el minuto 83 de la final en México 1986.Imagen: picture alliance/dpa

En la memoria quedan las dos tarjetas rojas que Argentina recibió en el partido (Pedro Monzón y Gustavo Dezzoti); Diego Maradona, casi arrastrado por el entrenador Carlos Salvador Bilardo al podio donde se hizo entrega de la medalla al vicecampeón, llorando desconsoladamente, con la mirada fija en el trofeo que ya no sería suyo, los ojos llenos de lagrimas y la respiración entrecortada por culpa de los gemidos; y la caminata solitaria de Franz Beckenbauer, el segundo campeón mundial como jugador y entrenador en la historia del fútbol, por el césped del Estadio Olímpico de Roma, con las manos en los bolsillos del pantalón y la mirada fija en el piso mientras a sus espaldas, sin perturbar su concentración, los jugadores y la afición celebraban ruidosamente la victoria.

Ciudad de México, 29 de junio de 1986

Aquellos que se preguntan ¿cómo nacen los clásicos? encontrarán la respuesta en la dramaturgia escenificada en el Estadio Azteca bajo el inclemente sol del mediodía mexicano; en la final del Mundial de 1986 se enfrentaron dos equipos con ideas del fútbol opuestas, el choque es comparable al de dos trenes a alta velocidad, sólo que uno de ellos es conducido por el mejor jugador de esa época, y para algunos el mejor de todas las épocas, Diego Armando Maradona, “la pelusa”, un mago con el balón que describió a sus rivales alemanes como “tanques” e irónicamente, en público, dijo “mamá, ven ayúdame, tengo miedo, protégeme”.

Flash-Galerie Fußball Duelle Deutschland Argentinien
Uli Borowka faulea a Diego Armando Maradona, en 1988.Imagen: picture alliance/dpa

Los argentinos se fueron temprano en ventaja, en el minuto 21 ya ganaban 1-0; transcurridos 10 minutos del segundo tiempo la ventaja era 2-0 y todo parecía decidido; fue entonces cuando el partido, la final del Mundial de México, adquirió el carácter de clásico que hoy poseen los duelos entre Alemania y Argentina: Karl-Heinz Rummenigge redujo la ventaja en el minuto 73, y el enfrentamiento se tornó dramático. A escasos minutos de terminar el tiempo regular Rudi Völler empató el marcador y tanto en la cancha como en la tribuna, y a través de la transmisión de televisión, se abusó de los nervios.

Sólo uno parecía mantener la calma, el mismo que había servido el segundo gol argentino se encargó de entregar, poco antes del pitazo final, un genial pase a su compañero Jorge Burruchaga, sorprendiendo a toda la defensa alemana: Diego Maradona. En la memoria de ese 3-2 a favor de Argentina se conservan la imagen de la consagración de un artista del fútbol levantando la copa del mundo y el acertado sentimiento de que la historia de la rivalidad con Alemania no estaba escribiendo su último capitulo.

Birmingham, 16 de julio de 1966

El único partido entre Alemania y Argentina en el que no se anotaron goles se presentó en la fase de grupos del Mundial de Inglaterra. El duelo, sin embargo, pasó a la historia como el responsable de que la FIFA, cuatro años más tarde, introdujera las tarjetas amarilla y roja: tal fue la agresividad física en la cancha, y la cantidad de faltas cometidas, que la discusión quedó abierta sobre si lo que para unos era un deporte viril no era más que pura violencia.

Malmö, 8 de junio de 1958

En el Mundial de Suecia se enfrentaron por primera vez en su historia argentinos contra alemanes; el triunfo, en la fase de grupos, le correspondió a los primeros (3-1) que llegaron al torneo como poseedores del título. Desde el debut de ese enfrentamiento se insinuó la marcada diferencia en la forma de apreciar el fútbol: mientras los sudamericanos intentaron apostarle al artístico dominio del balón, los europeos hicieron valer su corpulencia, lo cual no le hizo ningún favor al espectáculo.

Autor: Daniel Martínez

Editor: Enrique López