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Alemania entre Taiwán y la política de una sola China

Matthias von Hein
4 de agosto de 2022

Con la visita a Taiwán de Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU., escala la rivalidad entre EE. UU. y China. Eso también afecta a Alemania. Aquí, las razones.

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Manifestantes en Taipéi (2.08.2022): podría estallar una guerra por la cuestión de Taiwán.
Manifestantes en Taipéi (2.08.2022): podría estallar una guerra por la cuestión de Taiwán.Imagen: Ann Wang/REUTERS

El representante de Taiwán en Alemania, el Dr. Shieh Jhy-Wey, dijo a DW que las tensiones se están manifestando entre "dos sistemas de valores”, uno, el de una "dictadura”, y el otro, el de una "democracia”. Con la visita a Taiwán de Nancy Pelosi, las tensiones en el triángulo Pekín-Washington-Taipéi han escalado hasta casi el borde de un conflicto militar.

Y, una vez más, la política exterior alemana está ante un dilema por la cuestión de Taiwán. Si Alemania se posiciona en contra de la agresividad de China, el peligro es un conflicto con su mayor socio comercial. Si ahorra críticas a Pekín, la tan proclamada orientación "valórica" de la política alemana pierde credibilidad. Y cada vez es más difícil que Alemania se mantenga al margen del conflicto entre China y EE. UU.

El lunes (2.08.2022) la ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, expresó claramente su respaldo a Taiwán. "No aceptamos que se viole el derecho internacional y un vecino más grande ataque a su vecino más pequeño, y por supuesto, eso también se aplica a China", dijo la ministra, del partido de Los Verdes, antes de asistir a una conferencia de la ONU en Nueva York sobre armas nucleares.

La política de una sola China

Alemania habla de "autoridades taiwanesas”, y no de un gobierno taiwanés, debido a la política de una sola China. Taiwán solo tiene "una representación de Taipéi” en suelo alemán. Además, tampoco hay contactos a alto nivel estatal. La política de una sola China es uno de los pilares de la relaciones de Pekín con Alemania, y también con otros países. Es decir, que Alemania no reconoce oficialmente a Taiwán como Estado independiente, sino como parte de China. Y así lo hacen también la mayoría de las naciones del mundo. El propio Taiwán se llama formalmente la "República de China", y su Constitución reclama la totalidad de China hasta el día de hoy.

El envío de la fragata alemana Baviera al Indo-Pacífico en 2021 pretendía ser una señal hacia Pekín por "la libertad de las rutas marítimas y la observancia del derecho internacional".
El envío de la fragata alemana Baviera al Indo-Pacífico en 2021 pretendía ser una señal hacia Pekín por "la libertad de las rutas marítimas y la observancia del derecho internacional".Imagen: Lars Nicolaysen/dpa/picture alliance

Una enmienda a la Constitución de Taiwán podría interpretarse como una declaración oficial de independencia. Y después de la "Ley antisecesión", aprobada en Pekín en 2005, esa "declaración de independencia" podría ser la razón de una reunificación violenta, tras haber estado separados desde 1949.

A pesar de las limitaciones de la política de una sola China, las relaciones entre Alemania y Taiwán son intensas. Alemania tiene en la isla incluso una especie de sustituto de embajada, el "Instituto Alemán de Taipéi”. Alemania es el mayor socio comercial de Taiwán en Europa. En 2021 se intercambiaron bienes por valor de unos 22.000 millones de euros. Esto colocó a Taiwán en el puesto 25 entre los socios de comercio exterior más importantes de Alemania.

De fondo: China y la rivalidad con EE. UU.

Sin embargo, la República Popular China es el socio comercial número uno de Alemania. Con ese multimillonario mercado se intercambiaron doce veces más bienes que con Taiwán. Pero en vista de las crecientes diferencias sistémicas y la rivalidad geoestratégica entre EE. UU. y China, surge la pregunta: ¿hasta cuándo aguantará el pilar chino del modelo de negocio alemán?

Ya en 2019, la UE declaró en un documento de estrategia que China era socio, competidor y rival al mismo tiempo. La rivalidad entre sistemas está ganando cada vez más peso.

Eso se reflejará también en la estrategia nacional de seguridad que está elaborando el Ministerio alemán de Exteriores.

Desde el gobierno de Donald Trump, está en auge la palabra "desacoplamiento”, que apunta a reducir los vínculos económicos con China. El politólogo Josef Braml habla de una "guerra económica". Ante el aumento de las tensiones tras la visita de Pelosi a Taiwán, el politólogo advierte: "Aunque no haya un conflicto militar, los europeos, y sobre todo los alemanes, sufriremos la creciente desvinculación de la economía china, que Washington está ahora propiciando". Braml, autor del libro "La ilusión transatlántica”, aboga por la soberanía estratégica de Europa, y por forjar también una unión a nivel político y militar.

(cp/ers)