Alberto Durero, virtuoso del Renacimiento alemán
Durero, el gran exponente del Renacimiento alemán, fue reconocido en vida por sus múltiples dones; aparte de sus dibujos, pinturas y grabados, este hijo ilustre de Núremberg también se destacó por su teoría del arte.
Pintor renacentista
Alberto Durero (1471-1528) es la figura más sobresaliente del Renacimiento alemán. En vida se lo celebró por la belleza de obras que hoy son imágenes icónicas de la historia del arte. En este autorretrato suyo se puede percibir la maestría que lo caracterizó com pintor, pero también como autor de complejos grabados...
Manos memorables...
Durero hizo de la orfebrería su oficio y trabajó también como diseñador de libros antes de expresar su sensibilidad artística por otros medios. Más adelante, el dibujo de alta precisión se convirtió en la base de sus trabajos, muchos de los cuales estuvieron inspirados por temas de la tradición cristiana y mitológica de la Edad Media, como estas manos en posición de rezo, de 1508.
Coloridos altares
Sus memorables manos en posición de rezo surgieron como un estudio previo a la realización de un altar. Todavía se conservan algunos segmentos del mismo. Las piezas laterales fueron concebidas por Durero; la pieza central es una copia del artista Jobst Harrich. Durero trabajó en la realización de varios altares...
La liebre del maestro
Durero no sólo se interesaba por el arte y la religión, sino también por la contemplación científica de la naturaleza y la gente. Su don para reproducir fielmente detalles de su entorno queda evidenciado en esta pintura; la liebre de Durero es una de sus obras más famosas. Se trata de una acuarela fechada en 1502 que hoy fascina a los visitantes del Museo Albertina de Viena.
Rinoceronte renacentista
El primer rinoceronte en tierras europeas fue retratado por Durero en 1515. El grabado de madera registra las curvas y texturas del animal llevado a Roma desde la India, con una breve escala en Portugal. Lo sorprendente es que el artista de Núremberg nunca vio al rinoceronte con sus ojos; su obra fue concebida con base en las descripciones y bocetos que otro artista hizo de la exótica bestia.
Maestro de la autopromoción
Durero también perfeccionó otro talento: el de la autopromoción. Él creaba en su estudio y luego se ocupaba de garantizar la difusión de sus trabajos. Hoy, los investigadores del arte lo consideran también un exitoso empresario. Su esposa y su madre (en la imagen) lo ayudaban a vender sus piezas. Su taller y su imprenta le permitieron "masificar" sus obras gráficas.
Lucha contra el plagio
La masiva difusión de su obra lo obligó a convertirse en el primer artista en proteger sus derechos de autor. En un tribunal de Venecia registró su monograma "AD", la marca que habría de distinguir la originalidad de sus trabajos. Eso le permitió alcanzar su objetivo: ascenso social y reconocimiento.
Durero, el mercader
En sus viajes por el norte de Italia y los Países Bajos, Durero se abrió nuevos mercados para sus sobras. Eso lo convirtió en una personalidad recibida con atenciones adonde quiera que fuera. De hecho, Durero fue protegido del emperador alemán Carlos de Habsburgo.
Durero en Fráncfort del Meno
El Städel Museum de Fráncfort del Meno le ha dedicado una exhibición a este genio del Renacimiento. "Dürer. Kunst - Künstler - Kontext" (Durero. Arte - Artista - Contexto) estará abierta al público hasta el 2 de febrero de 2014.