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Afganistán: Merkel no hace autocrítica

Marcel Fürstenau
25 de agosto de 2021

La canciller alemana justificó en una declaración de gobierno la política alemana en Afganistán. Planteó muchas preguntas, pero no dio ninguna respuesta, algo que decepciona, opina Marcel Fürstenau.

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Angela Merkel, canciller de Alemania.
Angela Merkel, canciller de Alemania.Imagen: Markus Schreiber/picture alliance/AP

Al hablar sobre la cruel situación y la desesperanza en Afganistán, mucho de lo que dijo la canciller alemana, Angela Merkel, fue correcto: "Seremos testigos de tremendos dramas humanos”. O: "Lo ocurrido en los últimos días es terrible, son días amargos”. O bien: "Para muchas personas en Afganistán, es una tragedia total”. Todo eso es cierto. Pero eso lo sabe ella, lo sabemos nosotros, lo sabe todo el mundo, a más tardar desde la entrada de los talibanes en Kabul y desde que estos tomaron el poder en todo el país.

Pero, en vista del dramático y rápido colapso del país luego de precipitarse la retirada militar, se hubiera esperado algo más de una canciller que gobierna Alemania desde 2005, y que carga con la responsabilidad política de 16 de los 20 años de la misión alemana en Afganistán. Algo más que el agradecimiento sobreentendido y merecido a los soldados alemanes, a los cooperantes al desarrollo, a diplomáticos y fuerzas afganas. Como mínimo, se esperaban palabras de autocrítica. Aún mejor: una disculpa en nombre de Alemania por dos décadas de una política errada en Afganistán, y por haber dejado librados a su propia suerte a tantos colaboradores del Ejército alemán y de otras organizaciones.

La respuesta a casi todas las preguntas retóricas es "¡sí!”

Marcel Fürstenau, de DW.
Marcel Fürstenau, de DW.Imagen: DW

En un comienzo, los objetivos propagados todavía eran creíbles: la lucha contra el terrorismo talibán y por la democracia y los derechos humanos. Pero ya pronto se vio que la alianza internacional se había sobreestimado en esta hazaña. Todas las advertencias fueron ignoradas, también por los cuatro gobiernos encabezados por la demócrata cristiana Angela Merkel, tres veces en coalición con los socialdemócratas, una vez con los liberales. Por lo tanto, también ellos son responsables del desastre en Afganistán.

Pero una canciller no puede esconderse detrás de ellos. Y sin embargo, lo hace al plantear una pregunta detrás de la otra, y no intentar dar siquiera una sola respuesta. "¿Fueron demasiado ambiciosos nuestros objetivos?” La respuesta debería haber sido "sí”. "¿Hemos subestimado la dimensión de la corrupción, así como sus efectos, entre los responsables en Afganistán?” Otra vez: ¡sí!

Voces de advertencia que fueron ignoradas durante 20 años

Angela Merkel plantea muchas otras preguntas, y de ese modo evidencia, ante todo, su desconcierto. Pero la mayor gracia está en el final: "Planteo todas estas preguntas sabiendo que sería presuntuoso dar ya hoy respuestas bien fundadas o incluso concluyentes”. En eso tiene, al menos, bastante razón, ya que las respuestas no pueden ser de ningún modo concluyentes mientras todavía corra peligro la vida de soldados de la Bundeswehr en misiones de evacuación. A pesar de ello, la canciller se lo hace demasiado fácil con esta evaluación, ya que todas las preguntas que planteó no están sobre la mesa desde hace unos días, sino desde hace muchos años.

Y durante ese tiempo estas fueron las respuestas: que los objetivos eran demasiado ambiciosos, que se debían tomar más en serio las diferencias culturales, que la corrupción en Afganistán era descomunal. Esas y otras respuestas llegaron de expertos en defensa, en economía, cultura y ciencia. También fueron ofrecidas por los diputados en el Parlamento. Sin embargo, fueron ignoradas por los diversos gobiernos de Angela Merkel, probablemente a pesar de saber que eran correctas, porque nadie quería admitir el fracaso de la misión mientras Estados Unidos estuviera aún presente en Afganistán. Sobre eso, la canciller alemana, que pronto dejará su cargo, podría haber dicho también unas palabras.

(cp/ers)