Cada vez son más los musulmanes alemanes que le dan la espalda a su religión para convertirse a otra o, simplemente, no practicar ninguna. Algunos de quienes lo han hecho sufren severas y continuas amenazas, incluso, de muerte. Pero lejos de esconderse, las víctimas dan la cara, escribiendo en blogs u ofreciendo asesoramiento a otros objetores como ellos.