125 años del Canal de Kiel
El 21 de junio de 1895, el Káiser Guillermo II abrió la ruta de casi 100 kilómetros que conecta el Mar Báltico con el Mar del Norte, todavía uno de los canales marítimos más activos del mundo.
Pomposa inauguración
El 21 de junio de 1895, el emperador Guillermo II colocó la última piedra de la enorme estructura del canal, de casi 100 km de largo y, en ese entonces, de 9 m de profundidad, entre Kiel-Holtenau en el Mar Báltico y Brunsbüttel, en la desembocadura del Elba en el Mar del Norte. Tras ocho años de construcción, solo la fiesta inaugural del "Canal Guillermo II" costó 156 millones de marcos de oro.
Escaso valor militar
El canal fue ideado como un proyecto militar. El objetivo era poder mover unidades navales (como estas de la flota imperial en la Primera Guerra Mundial) desde el Mar del Norte hasta el Mar Báltico y viceversa, sin exponerse al fuego danés. Como tarde, con el fortalecimiento de la Fuerza Aérea en la II Guerra Mundial, quedó clara la poca utilidad militar del canal, un blanco fácil desde el aire.
Sortear el mal tiempo
Sin embargo, el canal pronto mostró sus extraordinarias ventajas económicas. Con el fin de sortear del mal tiempo (aquí en el estuario del Elba antes de la entrada al canal), especialmente en las aguas del extremo norte de Dinamarca, con los temidos estrechos de Skaggerak y Kattegat, los barcos navegan tranquilamente con seguridad a través de los prados del estado federado de Schleswig-Holstein.
Simple factura para los armadores
Un pasaje del canal para un carguero cuesta entre 1.000 y 6.000 euros. Esto no es mucho, teniendo en cuenta el consumo de combustible que se ahorra al evitar bordear Dinamarca. Sin mencionar el ahorro de tiempo: lleva ocho horas cruzar el canal, tres veces menos el tiempo de viaje que cuesta bordear la costa desde la desembocadura del Elba hasta el fiordo de Kiel.
Desafortunadamente, no todos caben
En Kiel-Holtenau (en la foto), ingresan quienes quieren tomar este atajo hacia el Mar del Norte. Pero hay un límite de tamaño: las esclusas y canales solo están diseñados para barcos de hasta 230 metros de eslora y 32 metros de manga (ancho). Los barcos más grandes tienen que pasar por Skaggerak y Kattegat, sea cual sea el clima, e independientemente del precio del petróleo en ese momento.
Sin esclusas no se podría
Para compensar las diferencias de nivel entre el Mar Báltico (conocido en alemán como Ostsee o 'Mar del Este') y el Mar del Norte, cambiante además por las mareas, hay esclusas a ambos extremos del canal. El canal, inaugurado como Canal del Emperador Guillermo, se llama oficialmente en alemán Nord-Ostsee-Kanal (NOK) desde 1948, aunque su nombre internacional siempre ha sido Canal de Kiel.
No tan grande, pero esencial
El Canal de Panamá, que evita bordear el temido Cabo de Hornos, o el Canal de Suez, que hace innecesaria la ruta alrededor del Cabo de Buena Esperanza, ahorra a los marineros mucho más tiempo que un pasaje en el NOK. Sin embargo, más de 30.000 barcos usan el NOK anualmente, aproximadamente tantos como los otros dos canales juntos (14.500 y 17.225).
Grandes pilotos para grandes barcos
Ay, cuando un barco choca, como aquí el "Sabine D." en… El canal entonces a veces tiene que cerrarse completamente hasta que se retira el obstáculo. Es algo muy costoso. Por eso, los barcos deben ceder el pilotaje obligatoriamente a un "capitán de reemplazo" familiarizado con el canal, al que le ceden los mandos (y la responsabilidad).
Ferry con horarios férreos
La construcción del canal cambió el desarrollo del resto de infraestructuras, atravesando condados y ciudades. Por eso, hay numerosas conexiones de ferry para cruzar el canal, como Schacht-Audorf cerca de Rendsburg. Siempre son de uso gratuito. Además, diez puentes cruzan la vía, algunos de los cuales suponen logros arquitectónicos impresionantes.
Zona recreativa
El canal no es solo una vía comercial, también ofrece mucho para los excursionistas: unas diez mil embarcaciones de recreo navegan aquí cada año. Los pescadores encuentran áreas ricas en peces en sus orillas; los ciclistas, una buena red de caminos; y los paseantes, variedad de tranquilos senderos. Y también vistas como esta, donde se ve a los barcos pasar el puente de Hohenhörn.
Famosas esclusas
A los turistas amantes de la tecnología también se les ofrece algo, como aquí en la esclusa de Brunsbüttel. Siempre es una experiencia poder observar el movimiento de las aguas en la cámara, elevando y bajando a veces un barco grande, pero otras se agrupan varias embarcaciones más pequeñas que suben o bajan juntas. Para poder verlo, se ha construido una especie de mirador.
Eterno sitio en construcción
Cuando se inauguró en 1895, el canal era demasiado pequeño y se expandió 12 años después. Mientras tanto, se ha ampliado de nueve a once metros de profundidad y se ha ensanchado varias veces. Actualmente se está construyendo otra ampliación en Brunsbüttel entre las tres esclusas existentes. Todo sin detener el tráfico, como se puede ver aquí. Autor: Dirk Kaufmann (lgc)