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El "museo imaginario" de Fráncfort

Gaby Reucher (RML/MS)27 de marzo de 2016

Tres museos europeos muestran obras notorias en un "museo imaginario". ¿Y si todo este arte desapareciera?, se pregunta esta exposición en Fráncfort.

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Imagen: Estate of Martin Kippenberger, Galerie Gisela Capitain, Cologne

Más de 80 obras notorias de las colecciones del Museo de Arte Moderno de Fráncfort (MMK), del Centro Pompidou de París y del Tate Liverpool pueden verse desde el 24 de marzo hasta el 4 de septiembre en Fráncfort. La idea de los curadores: un "museo imaginario". La exposición muestra pinturas, fotografías, objetos y videoinstalaciones, desde la década de 1920 hasta la actualidad. A lo largo de ocho estaciones, dedicada cada una a una característica del arte, las obras ponen a debate el significado y la importancia del arte. Peter Gorschlüter, curador y vicedirector del MMK, cuenta a DW en qué consiste este proyecto conjunto con sus colegas de París y Liverpool.

DW: ¿Por qué hablan de una "exposición imaginaria", si los tres museos participan con obras y colecciones reales?

Peter Gorschlüter: Si se unen tres colecciones y se las desliga de su casa original, surge una especie de metamuseo. La intención es profundizar justamente en esa idea. Queríamos dibujar un escenario futuro y ofrecerle un viaje en el tiempo al visitante. El viaje avanza hasta el año 2052, en los que los museos y el arte desaparecen de la sociedad. Y la única posibilidad de conservarlo es recordarlo.

Ese es el argumento de la novela de ciencia ficción Fahrenheit 451, de Ray Bradbury. En ella, lo que desaparece son los libros...

Fahrenheit 451 es la temperatura a la que se supone que se quema el papel. Bradbury describe un escenario futuro, en el que la literatura desaparece, prohibida, de la sociedad. Los bomberos ya no apagan fuegos sino queman libros. Y existe solo un pequeño grupo de rebeldes que comienzan a aprenderse obras literarias de memoria con el fin de preservarlas para generaciones futuras. Nosotros tomamos prestado ese escenario y nos preguntamos: ¿Qué pasaría si el arte desapareciera de la sociedad? ¿Qué echaríamos de menos? ¿Qué perderíamos? ¿Qué características, qué cualidades, qué potencialidades tienen las artes plásticas?

Allan McCollum muestra marcos vacíos como símbolo del arte desaparecido.
Allan McCollum muestra marcos vacíos como símbolo del arte desaparecido.Imagen: Allan McCollum Photo © Centre Pompidou, MNAM-CCI, Dist. RMN-Grand Palais Foto/photo: Axel Schneider

Se han inspirado en una obra publicada en 1952, o sea, tras la Segunda Guerra Mundial. ¿Creen que hemos llegado hoy al punto de que el arte podría perder relevancia, sea por razones políticas (como en la novela) o tecnológicas (como el auge de los nuevos medios masivos)?

Los acontecimientos de los últimos meses podrían tener ese significado. La exposición la concebimos, en principio, como un escenario de ciencia ficción. Comienza con una fotografía del fotoperiodista húngaro Paul Almásy, quien fotografió el museo del Louvre cuando fue evacuado ante la amenaza nazi en 1942. Entonces no se desmontaron completamente las obras de arte, sino que solo se sacaron de sus marcos, que quedaron colgando en las paredes. La intención era poder rearmar el museo luego, tal y como había sido.

La amenaza al arte no es hoy una ficción. Basta con ver todo lo que ha destruido el llamado Estado Islámico en Siria o Irak. O, cuando el presidente iraní visita Italia y el Gobierno italiano empaca sus esculturas antiguas para no provocar. O cuando los auditores aseguran que deberíamos cerrar los museos por no ser rentables, como en Leverkusen, aquí mismo en Alemania. Son todos hechos que no tienen conexión pero expresan un estado de ánimo.

Ustedes desarrollan, en la exposición, ese escenario del arte que desaparece. ¿Cómo funciona?

Al final de la exposición, el arte, ciertamente, desaparece. La exposición se reabre pero las obras han desaparecido. Se sustituyen por personas que las recuerdan. En nuestro sitio web, visitantes de todas las edades y de cualquier procedencia pueden postularse para personificar una obra de arte de la exposición y representarla, en vivo, durante el fin de semana de cierre, el 10 y 11 de septiembre. Entonces cualquiera podrá recorrer la exposición y, en lugar de las obras y objetos, hallará personas que los recuerden y cuenten lo que allí hubo.