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Suu Kyi dice que está con quien sufre

19 de septiembre de 2017

El discurso de la líder birmana era esperado desde hace días, en medio de la crisis que tiene a más de 400 mil rohinyás desplazados.

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Myanmar Aung San Suu Kyi
Imagen: Getty Images/AFP/Ye Aung Thu

La líder de facto de Birmania, Aung Sann Suu Kyi, dio un largo discurso respecto a la crisis que se vive con los rohinyás. Una alocución muy esperada por los organismos internacionales que hace días critican el actuar del Gobierno birmano con el grupo étnico.

La estadista birmana aseguró que su Gobierno no elude responsabilidades y está con quien sufre, en alusión a la violencia contra rohinyás en el estado de Rakhine. "A pesar de todos los esfuerzos, no hemos podido detener el conflicto. No es la intención del Gobierno eludir responsabilidades", señaló Suu Kyi en una conferencia en Naipyidó ante diplomáticos, autoridades y periodistas.

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"Condenamos todas las violaciones de los derechos humanos. Nos comprometemos al imperio de la ley y el orden", añadió la premio nobel de la paz en 1991.

En la conferencia, retransmitida en directo por la televisión local, Suu Kyi se comprometió a llevar ayuda humanitaria a la región y a permitir el regreso de los refugiados rohinyás, a los que se refirió como "musulmanes", huidos a Bangladés. En su discurso, la mandataria también afirmó que las operaciones militares finalizaron el pasado 5 de septiembre.

La nobel de la paz también se comprometió a resolver en los tribunales cualquier violación a los derechos humanos que haya podido ocurrir en Rakhine durante la ofensiva militar en respuesta a un ataque de militantes rohinyás el pasado 25 de agosto.

El mensaje a la nación de la líder birmana se produce unos días después de que el secretario general de la ONU, António Guterres, calificara la crisis de los rohinyás de limpieza étnica y pidiera la suspensión de las acciones militares.

Sin embargo, el éxodo ha continuado después de esta fecha. Muchos rohinyás han denunciado haber sufrido ataques y violaciones por parte de las fuerzas de seguridad, a las que también acusan de haber quemado sus casas.

Se estima que más de un millón de rohinyás vivían en Rakhine, víctimas de una creciente discriminación desde el brote de violencia sectaria en 2012, que causó al menos 160 muertos y dejó a unos 120 mil rohinyás confinados en 67 campos de desplazados.

MN (efe,dpa)