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Vuelven a verse las caras

eu.6 de junio de 2002

Veinte años después de la guerra de las Malvinas, el duelo entre las selecciones de Argentina e Inglaterra depara una montaña rusa de emociones.

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Aficionados británicos se preparan para ver uno de los partidos más emocionantes del Mundial.Imagen: AP

Una victoria le aseguraría a Argentina un indiscutible lugar en los octavos de final, tras el triunfo de 1-0 sobre Nigeria el domingo pasado. Para la selección sudamericana, bicampeona mundial y una de las máximas favoritas del torneo, el enfrentamiento es más que una cuestión de prestigio. Es el quinto partido en una copa del mundo con la nación donde nació el fútbol y representa la cúspide de una vieja rivalidad. Para los 37 millones de argentinos, una victoria sobre Inglaterra haría olvidar un poco la profunda crisis económica que prácticamente ha hundido el país.

La burla de la nación

Los británicos por su parte buscarán la revancha. En 1986 fueron derrotados (1-2) en los cuartos de final en el Mundial en México, por "la mano de dios", encarnada por Diego Maradona. En 1998, volvieron a sentirse humillados cuando el astro inglés David Beckham, fue expulsado del partido de octavos de final en Francia, por reaccionar con un foul a la provocación del argentino Diego Simeone. El desenlace se definió por penales (3-4) en tiempo suplementario. Eso convirtió a Beckham en la burla de la nación.

Cinco jugadores de cada lado, de aquel electrizante partido, volverán a verse la cara. Entre ellos, ni más ni menos que Beckham y "el Cholo" Simeone. Una derrota frente a Argentina pondría a los ingleses en situación de jaque, después del empate con Suecia 1-1 en su debut en el Mundial. Entonces tendrían que jugarse la vida contra Nigeria.

Sin "la mano de Dios"

Por lo menos los británicos están preparados hasta el último pelo. La selección ha viajado al mundial con tres estilistas, que se encargan de tener a punto uno de los aspectos más importantes de este torneo: el cabello de los jugadores. David Beckham, por lo menos, provoca tantos comentarios con su peinado como con sus virtudes en el manejo del balón.

Con peinado o sin él, lo que el capitán del equipo británico necesitará en la cancha, será mantener la cabeza fría y no recordar la humillación que le propinó Argentina en el Mundial de Francia.

Por su parte, la selección argentina no cuenta esta vez con la "mano de Dios" entre sus filas, y el capitán, Roberto Ayala, no se ha recuperado de la lesión que sufrió en el partido con Nigeria.