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Virus buenos, virus malos

29 de julio de 2021

Los virus pueden matar, pero también pueden ayudar a mantener la vida. En la actual pandemia, el virus SARS-CoV-2 mata a mucha gente. Pero sin el lado bueno de los virus, los humanos no existirían. ¿Cómo podemos aprovecharlos?

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Según la definición común, los virus no se consideran seres vivos. Sin embargo, tienen una gran influencia en la evolución e incluso son parte de los humanos. Algunos componentes virales se han anclado en nuestro genoma y se reproducen con nosotros. Los virus incorporados al genoma humano (conocidos como retrovirus endógenos), contribuyen a la formación de la placenta, por ejemplo. Otros virus atacan a las bacterias, impidiendo que se propaguen y creando así espacio para más vida. Lo mismo ocurre en las profundidades del mar. Allí, los virus aseguran el equilibrio ecológico. Por ejemplo, atacan a las algas para frenar su crecimiento. O infectan a las bacterias que causan enfermedades en los animales marinos. De esta forma, los virus podrían sustituir pronto a los antibióticos en la piscicultura. En el Instituto de Medicina Tropical Bernhard Nocht de Hamburgo los virus se examinan, se catalogan y se archivan. La gripe aviar, el zika, el ébola... Ya se secuenciaron por completo varios miles de virus. El virus del ébola es uno de los más peligrosos del mundo, con una tasa de mortalidad de hasta el 90%. Sin embargo, el jefe de virología, Stephan Günther, ve el peligro para el ser humano más bien en patógenos más inofensivos: "En realidad, hay que decir que los virus más exitosos son la gripe, la gripe española o ahora el COVID: virus que se transmiten con facilidad". Debido a que su tasa de mortalidad es mucho más baja, se propagan mucho más y, al final, acaban matando a más personas que aquellos virus que matan a casi todos los infectados. Cerca de Roma, 40 científicos están desarrollando una vacuna contra el SARS-Cov-2. Los investigadores utilizan la membrana de un virus que encontraron en las heces de los gorilas como cápsula de transporte para la vacuna. De este modo, convierten un patógeno en un fármaco eficaz. También se están llevando a cabo vacunas contra, por ejemplo, el cáncer de piel, a base de virus que atacan a las células cancerosas.