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Venezuela y la OEA: Maduro huye hacia delante

26 de abril de 2017

Al decidir que su país abandone las filas de la OEA, el presidente de Venezuela evitó la humillación de una expulsión inminente. No obstante, es mucho lo que puede pasar de aquí a que se consume la desafiliación.

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Dominikanische Republik OAS - Venezuela Außenministerin Delcy Rodriguez
Delcy Rodríguez, ministra de Exteriores del presidente venezolano, Nicolás Maduro.Imagen: Reuters/R. Rojas

La intensa actividad registrada en el Ministerio de Exteriores de Venezuela tiene visos de movimiento telúrico. Este martes (25.4.2017), la titular de esa cartera, Delcy Rodríguez, inició un proceso de arbitraje con miras a anular la suspensión de la que fue objeto su país en el Mercado Común del Sur (Mercosur). Al mismo tiempo, la canciller gestionaba ante la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac) una reunión urgente para abordar “las amenazas contra el orden democrático constitucional” en Venezuela y “las acciones intervencionistas contra su independencia, soberanía y autodeterminación”.

Rodríguez se refería a la intención, hasta entonces no consumada, de convocar a los cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) para discutir la crisis venezolana. Este miércoles (26.4.2017), tan pronto se supo que los ministros de Exteriores del continente habían acordado encontrarse, la portavoz en el extranjero del presidente Nicolás Maduro anunció que tenía órdenes expresas de retirar a su país del foro panamericano y confirmó que la cita extraordinaria de la Celac que ella había solicitado se celebraría el 2 de mayo en la capital de El Salvador, cuyo Gobierno es uno de los pocos aliados que parece quedarle al chavismo.

Venezuela se adelantó a su expulsión

Ese dato es relevante porque, a excepción de Canadá, Cuba y Estados Unidos, los países que enviarán emisarios a la reunión de la OEA estarán igualmente representados en el concilio de la Celac. ¿Cuál es la diferencia entre debatir sobre Venezuela en un foro o hacerlo en el otro? “La diferencia es que la Celac no tiene una Cláusula Democrática ni órganos que velen por los derechos humanos”, comentaba en Twitter Víctor Mijares, profesor de Relaciones Internacionales en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, sin pretender elogiar en exceso a la OEA; Mijares duda que la “cumbre” panamericana de cancilleres incida sobre el status quo en Venezuela.

¿Qué ha conseguido el “hombre fuerte” de Caracas al decidir que su país abandone las filas de la OEA?

“Maduro huye hacia delante”, comenta Detlef Nolte, director del Instituto GIGA de Estudios Latinoamericanos. Peter Birle, director de investigación del Instituto Iberoamericano (IAI) de Berlín, coincide con Nolte: “Al dar este paso, el Gobierno venezolano se evita la humillación de una expulsión que, por cierto, ya fue discutida por el resto de los miembros de la organización hace algunas semanas. Después de todo, hace ya mucho tiempo que la conducta de la élite en torno a Maduro sobrepasó el límite de lo tolerable”. Ambos expertos desestiman que la salida de Venezuela de la OEA le impida a sus miembros condenar la deriva dictatorial de Maduro.

La hora de la bilateralidad

Por un lado, ese deslinde tomará dos años para entrar en vigor. Por otra parte, los especialistas consultados por DW comparten la impresión de que la influencia de la OEA sobre el acontecer venezolano siempre fue limitada. “Luis Almagro critica severamente a Maduro desde que asumió la secretaría general de la organización y el mandatario venezolano lo que ha hecho es ignorar lo que dice”, recuerda Birle. A ojos de Nolte, si se resuelve imponerle sanciones a Caracas, los vecinos de Venezuela tendrán que coordinar acciones bilaterales porque la OEA carece de mecanismos punitivos que inspiren reverencia.

“Y aún si se llegara a ese punto, es necesario recordar que ni siquiera México y Brasil, los países más económicamente robustos de la región, tienen una relación comercial lo suficientemente intensa con Venezuela como para castigar sus finanzas”, apunta Nolte. En este sentido, los analistas creen que Washington se seguirá mostrando comedido, a pesar de que Estados Unidos sí tiene un intercambio petrolero con Venezuela que le permitiría ejercer presión sobre Caracas. “Las iniciativas por tomar dependerán de los vecinos latinoamericanos de Venezuela”, asegura Birle.

Evan Romero-Castillo