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Venezuela prueba suerte fuera de la OPEP

Evan Romero-Castillo (LGC)18 de octubre de 2015

Caracas intenta convencer a petroestados no alineados con la OPEP de aprobar una estrategia para elevar y sostener los precios del crudo. Este 21 de octubre, en Viena, se sabrá qué tan persuasivo es el plan venezolano.

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El presidente venezolano, Nicolás Maduro (izq.), y su homólogo ruso, Vladimir Putin, abordaron la materia petrolera en enero de 2015.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro (izq.), y su homólogo ruso, Vladimir Putin, abordaron la materia petrolera en enero de 2015.Imagen: Reuters/P. Golovkin

Este 21 de octubre tendrá lugar una reunión técnica en la que Venezuela intentará persuadir a los expertos de ocho Estados ricos en “oro negro” pero no alineados con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de aprobar una estrategia para elevar y sostener los precios del crudo. El barril de petróleo ha perdido casi la mitad del valor que tenía hace doce meses debido a un sobreabastecimiento que durará hasta bien entrado el año 2016, según proyecciones de la Agencia Internacional de Energía (AIE) publicadas el martes (13.10.2015).

El crudo se depreció esta semana hasta caer por debajo de 50 dólares por barril, no sólo debido al exceso de suministro, sino también a la desaceleración de la economía china y al temor de que la demanda del “gigante asiático” disminuya. Venezuela, que recibe por lo menos el 90 por ciento de sus divisas de la exportación petrolera, es uno de los socios de la OPEP más perjudicados por esta situación: el precio promedio del barril de crudo venezolano fue de 41,49 dólares entre el 12 y el 16 de octubre; el Gobierno venezolano lo necesita a 70 dólares.

Estas circunstancias han golpeado también a economías frágiles de América Latina que dependen de la cooperación venezolana para funcionar cabalmente. Las empresas estatales cubanas han restringido sus operaciones de importación y solicitado mayores plazos de pago a sus proveedores a causa de la escasez de efectivo propiciada por la crisis económica venezolana, entre otros factores. Y Nicaragua reportó una reducción del 26,9 por ciento en su cooperación petrolera con Venezuela al comparar el primer trimestre de 2015 con el del año previo.

Maduro intentó negociar con Salmán bin Abdulaziz en Riad en enero de 2015, dos semanas antes de que éste fuera nombrado rey de Arabia Saudita.
Maduro intentó negociar con Salmán bin Abdulaziz en Riad en enero de 2015, dos semanas antes de que éste fuera nombrado rey de Arabia Saudita.Imagen: picture alliance/AP Photo

Pocas perspectivas de éxito

Los socios de Venezuela en la OPEP no han mostrado interés en reducir la producción para que los precios suban. De ahí que Caracas haya auspiciado el encuentro de este miércoles (21.10.2015) en Viena con los especialistas petroleros de Azerbaiyán, Brasil, Colombia, Kazajistán, Noruega, México, Omán y Rusia. Eulogio del Pino, ministro venezolano de Energía y Petróleo, propondrá una reducción paulatina de la producción y el establecimiento de un precio mínimo por barril de 70 dólares, en un primer momento, y de 100 dólares, más adelante.

El planteamiento de Venezuela no es nuevo. Aunque la OPEP se ha abstenido de ponerle un precio objetivo formal al crudo en los últimos dos lustros, esa organización fijó una banda de 22 a 28 dólares a finales de los noventa, en respuesta al desplome de las cotizaciones que llevó el precio del petróleo a 10 dólares por barril. Esa banda fue desactivada en 2005, cuando aumentó la demanda. No obstante, opina Eugen Weinberg, analista de materias primas del Commerzbank: “Las probabilidades de éxito de los negociadores venezolanos no llegan al uno por ciento”.

Caracas ha intentado lo mismo una y otra vez desde el año pasado, y está claro por qué, señala el economista de Fráncfort: “El Estado venezolano necesita un precio del petróleo mucho más alto que el actual para poder funcionar, pero Arabia Saudita no está dispuesta a recortar su producción”. “De hecho, debido al conflicto armado en Siria, cabe contar con que los árabes aumenten su producción o reduzcan el precio de sus barriles de petróleo”, asegura Weinberg. También México y Rusia se han manifestado en contra de la moción sugerida por Venezuela.

Colisión de intereses

Víctor Mijares, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), coincide parcialmente con el matemático del Commerzbank. “Las metas de Venezuela no son inalcanzables, pero sus probabilidades de salir victoriosa de la reunión de Viena son muy bajas. Muy pocos petroestados sienten empatía frente a Venezuela porque no dependen del ‘oro negro’ como ella lo hace ni se encuentran en una situación tan apremiante como la suya. Venezuela no tiene capacidad técnica ni financiera para elevar su producción petrolera”, explica el experto.

“Reducir las cuotas de producción es algo que ni siquiera los aliados de la Venezuela chavista –como Irán– están dispuestos a hacer porque, dada la actual cotización del barril, recortar la producción los haría perder mercados. Irán más bien está tratando de recuperar mercados, ahora que están por ser levantadas las sanciones internacionales que pesaban sobre sus hombros. Y a Arabia Saudita no le conviene que suban los precios del petróleo en este instante”, agrega este investigador especializado en la política exterior de los petroestados.

“Riad está tratando de perjudicar a Teherán tanto como le sea posible. Arabia Saudita e Irán están forcejeando en términos geopolíticos y tratando de defender sus zonas de influencia en el Cercano y Medio Oriente. Eso queda en evidencia al analizar sus posiciones en la crisis siria”, sigue Mijares. “De cara a actores petroleros de ese rango y a sus respectivos intereses, Venezuela tiene poco poder de persuasión. Lo que está por verse es si Caracas consigue obtener el apoyo de los petroestados más pequeños”, concluye el politólogo del GIGA.