Desde hace seis décadas, Agnes Klessa vende de todo en su tienda: desde papel higiénico hasta comida para perros, pasando por lencería. Esta tendera de Dusseldorf recién cumplió 87 años. Pero no piensa dejar su tienda ni en sueños. Si nada se lo impide, está dispuesta a pasar el resto de sus días tras el mostrador.