Una corona por la unidad de Bélgica (23.07.2013)
Felipe I prestó juramento como séptimo rey de Bélgica ante el Parlamento de Bruselas, poco después de que su padre, Alberto II, firmara el acta de abdicación tras casi 20 años de mandato.
Tres mundos, un país
La nueva pareja de reyes durante el acto de entronización. "Juro observar la Constitución y las leyes del pueblo belga, preservar la independencia nacional y la integridad del territorio", dijo el nuevo monarca de 53 años en flamenco, francés y alemán, las tres lenguas oficiales del país.
El primer monarca en dejar el poder voluntariamente
Alberto II, de 79 años, alegó motivos de edad y salud cuando anunció su intención de abdicar, y al firmar el acta se convirtió en el primer monarca que cede voluntariametne en trono en los 182 años de historia de la casa real belga.
Fiesta en los colores del tricolor nacional: negro, amarillo y rojo
Miles de personas con banderas de Bélgica se congregaron frente al palacio real en este soleado y caluroso día de la fiesta nacional para ver a los nuevos monarcas, Felipe y Matilde, saludar desde el balcón. Junto a ellos estaban también sus hijos. Bélgica, que perteneció tanto a Holanda como a Francia, logró su independencia en 1830.
La nueva familia real
Durante la austera pero emotiva ceremonia, la reina Paola y la nueva reina Matilde no pudieron contener las lágrimas. Felipe y Matilde tienen cuatro hijos. La princesa Elizabeth, de 11 años, es la heredera del trono.
"A trabajar por la unidad de Bélgica"
En Bélgica, el rey se considera un símbolo para la unidad del país, lastrada por las tensiones entre la comunidad flamenca, de habla neerlandesa, y la valona, francoparlante. Así, en su último discurso Alberto II instó a los miembros del gobierno y altos dignatarios del Estado a "trabajar sin descanso por la unidad de Bélgica".
Papá intrépido, hijo tímido
Alberto, otrora un "intrépido rompecorazones y loco por los autos", deseó a su hijo mucho éxito y subrayó que el nuevo rey posee "todas las cualidades, de corazón e inteligencia", para servir al país. Al contrario que el carismático Alberto, muy popular pese al reciente escándalo por la aparición de una presunta hija ilegítima, Felipe es una persona tímida.
El rey no concede entrevistas
Según expertos, su timidez quizá no sea un lastre tan grande, pues a partir de ahora sus interacciones públicas estarán mucho más limitadas. El rey "no concede entrevistas, no habla de política en público y no entra en debate con otras figuras públicas", señala la web del gobierno belga.