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Tráfico de cadáveres al banquillo

Margarita Arteaga20 de enero de 2004

Una lluvia de acusaciones cae sobre el alemán Gunther von Hagens, por trafico ilegal de cadáveres en China, mientras en Francfort y en Singapur presenta su colección „Mundo de los Cuerpos“, al "servicio de la ciencia".

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Cuerpo plastinado conocido como "el ajedrecista" exhibido en Suiza.Imagen: AP

La revista Der Spiegel publicó en su última edición del 19 de enero un extenso y escalofriante informe sobre un floreciente negocio en manos de Hagens, la compra a precios bajos de cadáveres de criminales o disidentes políticos ejecutados con un tiro en la cabeza o cuyos órganos han sido extraídos para su comercio por parte de autoridades de China, país bajo denuncias de Amnistía Internacional.

Dalien, situada en el noroeste de China, es la sede de una de las tres "fábricas de muertos" de von Hagen y donde en noviembre pasado se registraron en inventario 647 cadáveres, además de 3909 partes de cuerpos humanos como piernas, manos o penes, además de 182 fetos, embriones o recién nacidos anotados detalladamente según tamaño, edad y sexo.

¿Servir a la ciencia?

Si bien en la literatura impresa así como en su página oficial en internet, Hagen "el plastinador" insiste en que los "preparados" como llama a los cadáveres proceden de personas que en vida manifestaron su voluntad de servir a la instrucción de la anatomía, en la práctica se confirma que los consigue a cómo dé lugar por oscuros canales. Der Spiegel se refiere también al comercio de cuerpos de Kirguistán, donde los obtiene de médicos forenses corruptos.

Gunther von Hagens
Gunther von Hagens, inventor de la controversial plastinación.Imagen: AP

Según consta en comunicaciones por e-mail que el mismo von Hagen ha intercambiado con sus subalternos, le interesan "cuerpos frescos" del Lejano Oriente, donde desarrolla su industria bajo severas medidas de seguridad y con mecanismos de control estrictos sobre sus empleados, que desollan los cadáveres sin ninguna protección en el rostro.

En la ciudad portuaria de Dalien, en un área de 30.000 metros cuadrados, Hagen ha levantado por un costo de 12 millones de euros, el más grande imperio de fabricación de muertos, que se encuentra rodeado de zonas militares de acceso restringido y campos de castigo para opositores al régimen.

Técnica revolucionaria

Hagen patentizó en 1977 la técnica de la plastinación, por medio de la cual logra que órganos o cuerpos humanos completos sean vistos de una manera natural al ser sometidos a un proceso de endurecimiento con solventes, gases, luz, frio y calor. Seis años después fundó su centro de plastinación en Heidelberg, donde obtuvo un doctorado en el departamento de Anestesia y Medicina de Emergencia.

Heidelberg
Gunther von Hagen llegó a Heidelberg, sede en Alemania de su imperio de cadáveres, tras haber estudiado en Jena y en Lübeck.Imagen: Stadt Heidelberg, Foto: Herbert Braun

La Fiscalía de Heidelberg, en el sur de Alemania, prepara la introducción de una investigación judicial contra Hagen, mientras tanto se analiza la existencia de delito por "molestar la paz de los muertos", según la revista alemana Stern.

"Cuando una persona no ha expresado en vida su deseo de ser conservada por plastinación al morir, sería un problema legal y podría ser penalizado", según la Ley alemana, que a la vez declara que "los cadáveres son objetos especiales que no pueden ser comerciados, por lo que cualquier infracción a la disposición legal podría ser castigada con una multa o hasta tres años de prisión".

Frisches Grab auf einem Friedhof
En Alemania está penalizada el acto de "molestar la paz de los muertos".Imagen: bilderbox

Cuentas pendientes

En la lista de denuncias figura además contra Hagen una orden de condena por uso indebido de un título de profesor. En cinco casos entre febrero y abril del 2003, Hagen, que se considera el Da Vinci del Siglo XXI, firmó autógrafos con el título de profesor, que no ostenta.

Hagen, que lleva siempre un sombrero negro al estilo del pintor alemán Joseph Beuys, se presenta además con aires de artista o de científico revolucionador y a su técnica de plastinación como la segunda revolución anatómica después de la precedente de Andreas Vesal en 1543, que reprodujo imagenes del cuerpo humano.

Su negocio no conoce fronteras, su esposa Angelina Wahlley, a cargo del centro de plastinación en Heidelberg, intentó hacer dinero con la aristocracia alemana y envió una carta a la doliente condesa Gloria von Thurn y Taxi para ofrecer la plastinación de su esposo, oferta que no obtuvo respuesta alguna.

Hasta el momento las exhibiciones de "Mundo de los Cuerpos" ha contabilizado 13,8 millones de visitantes y ha causado en capitales como Londres, Berlin o Francfurt furibundas críticas de parte de la iglesia y del mismo sector médico.